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30 junio 2011

LAS COLABORACIONES DE LICENCIADO CANTINAS

El esperado nuevo álbum de Enrique Bunbury, (cuyo título ya adelantamos: "Licenciado Cantinas" ) cuenta con las colaboraciones de cuatro maestros y leyendas de la música:

el acordeón de Flaco Jiménez,
la harmónica de Charlie Musslewhite,
y las guitarras de Dave Hidalgo (Los Lobos)
y Eliades Ochoa (Buenavista Social Club).

El disco se ha grabado en los estudios Sonicranch en Tornillo, Texas y las mezclas se están realizando en los estudios Westlake de Los Angeles, California.

La fecha prevista para el lanzamiento de Licenciado Cantinas, es la navidad de 2011.

28 junio 2011

ENTREVISTA A PEP BLAY

Pep Blay es un escritor catalán, guionista, periodista de música y es uno de los escritores contemporáneos más conocidos en Cataluña hoy en día. Como periodista de música, entrevistó a estrellas como Lou Reed, The Cure y Nick Cave. También trabaja a menudo junto con artistas españoles, por ejemplo Enrique Bunbury, Amaral o Sopa de Cabra.

Mucho se ha hablado sobre Bunbury, pero casi nunca de una forma tan cercana y humana como se refleja en “Lo demás es silencio”, biografía escrita por Pep Blay. Un libro ameno y revelador que sirve para conocer mejor al artista tanto desde un prisma personal como musical. Y es que su autor no se ha conformado solo con documentarse y agrupar una serie de datos, sino que se ha lanzado a un viaje de búsqueda y conocimiento. Blay explica la evolución de veinte años de una carrera que oscila entre el endiosamiento que conllevó el apoteósico éxito internacional de su banda, y su última etapa más intimista y experimental.


Ésta es una biografía humana y artística apasionante, construida a partir de testimonios de allegados: familia, amigos, seguidores, managers y otros músicos que lo han conocido de cerca, con el valioso contrapunto de las opiniones del mismo cantante. El autor, Pep Blay, es reconocido periodista musical, entre otros menesteres.


Pep ya ha dicho mucho sobre Bunbury en su libro, lo demás podrás leerlo en esta entrevista.


¿Como conociste a Enrique Bunbury? ¿Que impresión te causo en ese momento?

Una cosa es cuando le conocí como periodista, y otra como amigo. La primera vez que nos encontramos a solas fue para entrevistarle en el año 93, con la presentación de “El espíritu del vino”. Y en esos momentos me pareció un disfrazado glamuroso con los deseos de aparentar una rock-star. Recuerdo que terminé la entrevista preguntándole: “Tus letras no tienen ironías, ni detalles de humor. Por lo que veo, tú tampoco.” Y su respuesta fue: “Pues claro que hay humor en mis canciones. Lo que pasa es que es muy surrealista, como Buñuel.”
Años más tarde, en el 2000, fue con un grupo de amigos suyos a un local de Barcelona donde yo recitaba poemas. Había un bar… uno de su corte, Morti, también era buen amigo mío. Y allá me lo presentó. También estaban Shuarma y Carlos Ann, jugando al billar. Enrique me dijo: “Quieres jugar a billar con nosotros?” Y esa partida, con sabor a tequila, estuvo llena de conversaciones sobre poesía, cine, música… congeniamos con muchos gustos, incluso maneras de ver la vida (nos llevamos a penas un año de referencia, hemos coincidido geográficamente y tenemos muchos referentes comunes). A partir de entonces, surgió una buena amistad.

¿Qué te llevo a realizar una biografía dedicada a Bunbury?

Como periodista musical, ya había escrito anteriormente dos biografías correspondientes a dos grupos de rock catalán, Sopa de Cabra y Els Pets. Por otra parte, había publicado una novela, y me quedé con ganas de progresar literariamente. Dado el éxito que tuvieron mis biografías en Catalunya, me propuse dar un salto a España, y lo quise hacer con un libro que me pudiera satisfacer literariamente, como escritor.

¿Por qué lo elegiste a él, entre tantos artistas españoles?

Pues precisamente porque Enrique Bunbury ha tenido una vida muy literaria. Es un personaje casi de novela, no sólo por su carácter, sino también por los hechos históricos que han atravesado su biografía. Por ejemplo, desde un punto de vista artístico, abandonar Héroes contra todo pronóstico, cuando el grupo estaba en plena gloria y podría haber recorrido el mundo con una gira de estadios a lo U2. O bien resucitar gracias a una música cabaretera cuando nadie lo esperaba. O su inadaptación social de pequeño, o la dura muerte de su hermano que le tocó vivir…

¿Qué fue lo más difícil a la hora de escribir “Lo Demás es Silencio”?

El rigor y la exigencia. Sabía que no podía fallar a los seguidores de Bunbury, que son auténticas bibliotecas de su vida. Y por otro lado, mantener al máximo la profesionalidad: tenía que hacer un libro sin mentiras, con los claroscuros de Enrique. Porque Enrique, por mucho que parezca un ser de otro mundo en el escenario, no es ni más ni menos humano que cualquier otro. Para mi no vale algo que se suele hacer en los libretos de periodistas musicales, que es confundir biografía con hagiografía (vida de santos).

¿En algún momento pensaste abandonar el proyecto? ¿Por qué?

Motivos personales. La separación con mi ex, canciones que me recordaban momentos vividos juntos… Cuando llevaba un año con el proyecto, tuve que pararlo durante unos meses. Además, me había emborrachado de tanto Bunbury. Necesitaba escuchar otros músicos…

¿Qué concepto tenés de Bunbury artística y personalmente? ¿Son amigos?

Artísticamente, creo que es el paradigma del músico que ha defendido su libertad creativa a muerte y que ha construido su obra tal como ha querido luchando contra la contaminación de su entorno: discográficas, mánagers, público… Su carrera se entiende cuando descubres que su obsesión es ser él y no lo que los demás le digan. También se caracteriza por su rigor y exigencia profesional (en España todos los artistas le admiran por la calidad técnica de sus grabaciones y de sus conciertos). Y por otra parte, también destacaría su pánico a repetirse, o resultar previsible. Por eso jamás sabemos cómo va a ser un nuevo disco de Bunbury.
Personalmente, mantenemos nuestra amistad a distancia, para eso está internet. A veces nos vemos en sus conciertos, o cuando va a grabar a los estudios de Music Lan, no muy lejos de donde vivo… y desde luego, puedo afirmar que detrás de la estrella del rock hay una persona a quien le encanta conversar, a quien le preocupan los temas que mueven al mundo, desde la política hasta la música, amigo del buen cine y de la poesía y, sobre todo, de la buena comida. Jamás de la cantidad, sino de la calidad.

¿Cómo ha surgido la oportunidad de poder acompañarlo en sus giras?

Cuando le comenté que escribiría un libro sobre su vida, me pidió que no le entrevistara. Que no soporta las entrevistas. Me sugirió que en el mejor de los casos, hablara con él al final de mis investigaciones y que, eso sí, me abriría la puerta para que su entorno más directo, desde sus padres a sus mejores amigos de carrera, hablaran conmigo. Yo se lo agradecí, pero entonces se me ocurrió otra idea: “¿puedo seguirte en una gira, sin hacerte ninguna entrevista?” Y él me respondió: “¿te vienes a México?”.

¿Cómo ha sido tu experiencia durante el tiempo que estuviste viajando con él?

Por supuesto, genial. Quiero decir: los artistas son lo que quieren aparentar cuando saltan al escenario, o cuando conceden una hora de entrevista a un periodista que no conocen. Pero cuando estás de gira con un amigo, es imposible aparentar un personaje durante 24 horas al día. Los desplazamientos, las comidas, los ratos de paseo, dar una vuelta por tiendas, una noche de bares, el backstage con la banda, las preparaciones del repertorio… No hubo entrevistas, pero sí muchas conversaciones. Y a través de ellas conocí mucho más al verdadero Enrique Bunbury.

¿Tenes intenciones de hacer una segunda parte de la biografía de Enrique?

Te diría que no. Pero como en todo lo que se refiere a Bunbury y su universo, me niego a dar una respuesta: todo es posible.

¿Ha llegado Bunbury a comentarte que es lo que le gustaría hacer en los próximos años?

Jamás me lo diría, ni a mi ni a nadie, y suele contradecirse cuando habla de futuro. Me parece normal, eso nos pasa a cualquiera. Supongo que diría que disfrutar de su familia y de sus viajes, mientras envejece dignamente con su rock and roll, como Neil Young. Es decir, sincero con su presente, no viviendo de su pasado.

¿Qué anécdota tenes junto a Enrique que puedas y quieras destacar?

Cuando graba un disco en Music-Lan, en Figueres, solemos quedar para comer juntos, hablar y entonces me deja escuchar las canciones, a él también le gusta escuchar otras opiniones. Para “Hellville de Luxe” tenía una veintena de canciones articuladas, y me pidió que hiciera una lista de doce, las que seleccionaría para el álbum. Yo no pude pasar de siete, no me convencía demasiado lo que estaba haciendo. Me sabía mal, pero no podía engañarle. Estaba pensando en cómo se lo diría y con qué argumentos, cuando se me apareció el propio Enrique con una urna diciéndome: “Ahora introduce tu lista en esta urna. Va a ser la primera de todas las listas que van a hacer nuestros amigos. Al final de la grabación, miraremos a ver cuáles han sido las opiniones de este disco, desde el anonimato.” Y al final de la grabación, en lugar de abrir la urna, la quemó. Fue todo un símbolo. Sólo él quería ser el amo de sus aciertos y errores, en un momento tan comprometido como el retorno en solitario tras arrasar con Héroes del Silencio y estrenando bana nueva. Se la jugó solo, con todas sus consecuencias.

¿Tenes ganas de publicar “Lo Demás es Silencio” acá, en Argentina?

Por supuesto, sería para mí la culminación total de este libro, un broche de oro. Tras el éxito en España y en México, sería genial. Y teniendo en cuenta la cantidad de argentinos/as que conozco (Barcelona está llena)… me encantaría! Además, tengo una cuenta pendiente: recorrer Argentina. Es mi deuda pendiente como viajero, y algunos amigos ya me han dicho: “si vas unos días a Buenos Aires, te vas a quedar a vivir allá. Va con tu carácter!”

Somos muchos los fans que esperamos con ansia la llegada de este libro que tan buena repercusión tuvo.

Cierto. Y en este sentido, me extraña que ninguna editorial haya hecho números. No digo que vayan a lucrarse exageradamente, pero seguro que no perderían dinero. Enrique Bunbury ha subido mucho en Argentina en los últimos años, cosa que demuestra que su disco en directo, “Gran Rex”. No es casualidad que haya elegido Buenos Aires. Y creo que tiene intención de presentar su nuevo álbum también en Argentina, y cuando menos, de multiplicar su proyección en vuestro país.

Son muchos los casos de material sobre Bunbury que no llega a nuestro país ¿Qué opinas sobre el tema? ¿Es difícil llegar a Argentina?

No entiendo muy bien por qué. No debería ser tan difícil llegar a Argentina. Desconozco si los problemas económicos de la última década, tanto en España como en Argentina, han frenado los intercambios de la industria cultural. Porque la verdad es que España está llena de argentinos (al menos Barcelona!) y tenemos muchas conexiones culturales. La verdad, creo que se está perdiendo mucha energía en tratar de conquistar mercados culturalmente más alejados, desde los nórdicos europeos a los yanquis o a los asiáticos, con los que se tiene una menor conexión cultural. Hay mucho complejo y acomplejado con una estúpida idea de cosmopolitismo por ahí suelto…

¿Cual de todos los libros que escribiste te dio más satisfacciones como Autor?

Un buen padre jamás pone por encima a ninguno de sus hijos. Cada uno ha sido un paso mas en mi carrera, sin uno no habría el otro. Todos ellos me han permitido pasarme ratos haciendo lo que me hace más feliz: escribir. Si la pregunta se refiere al de Bunbury, pues sí: ha sido el que me ha dado más proyección internacional y me ha abierto a conocer lectores en toda Latinoamérica. Un lujo, desde luego, poco asequible para un escritor español. Jamás podré agradecérselo lo suficiente.

¿Que podes decir acerca de que tu libro llego a ser un Best Seller en México? ¿Que sentimientos te provoca?

Uffff…. Emociones, todas. Imagina que llego al aeropuerto del DF para empezar la promoción de mis libros y me encuentro en el quiosco la biografía de Bunbury entre los diez más vendidos.
Pero por otro lado, hay algo que aún me motiva más: la conexión con una cultura que tiene una manera muy especial de vivir y sentir la muerte. Con una estética muy salpicada de religiosidad, lo kitsch y que a la vez pretende encajar las corrientes modernas sin perder ese sabor popular, tan propio. Eso me encanta de México, sus raíces. No han caido de cuatro patas en el imperialismo cultural de modelo anglosajón. Y para mí, que tengo mi pasado oscuro, y me fascina todo aquello que tiene que ver con lo espiritual, la muerte y el más allá, lo ancestral, la sabiduría maya, azteca, junto al delirio humano que significa una locura como el DF…

¿Qué expectativas y proyectos tenes para este 2011?

A nivel literario, escribir. Publicaré novela el año próximo, si todo va viento en popa. Con música incluída, por supuesto, y también vampiros, ángeles, amor, sangre, locura… Aunque la maldita crisis me está obligando a trabajar en muchos proyectos pequeños de índole periodística que me despistan de mi verdadera pasión, los libros.

¿Qué pensas de la carrera de Enrique tanto con Heroes del Silencio como en solitario?

Brillante. Personal. Única. Imaginativa. Inetiquetible. Coherente con su incoherencia. Un acierto artístico por encima del profesional. Una búsqueda constante. El día que no tenga nada nuevo que decir, dejará de publicar discos. Chapeau.

¿Como te describirías a vos mismo?

Un soñador. Un trabajador de lo que me apasiona,convencido de que la vida está para amar, viajar, disfrutar de la familia y de los amigos y conocerse no sólo por fuera, sino por dentro. Lo demás es dinero.

Muchas gracias Pep por aceptar esta entrevista, y esperamos con ansias poder llegar con nuestro propósito que es la edición de “Lo Demás es Silencio” en Argentina.

Por mi parte, voy a tratar de activar de nuevo la edición del libro en Argentina, tras el éxito del grupo de facebook.

22 junio 2011

BUNBURY: CON LA VIDA A CUESTAS

Bunbury, el músico nómada, echa la vista atrás en un documental sobre su vida, siempre en una maleta. también habla de sus planes, entre ellos dos discos nuevos

Vemos al pequeño Enrique vestido de comunión, conocemos una nueva y sorprendente versión por la que pasó a llamarse Bunbury, seguimos la precoz ambición que le llevó a crear Héroes del Silencio y por qué a Andrés Calamaro le llamaron la atención. Y sólo son las primeras etapas de Porque las cosas cambian, el documental en el que Enrique Bunbury (Zaragoza, 1967) repasa toda su carrera y que puedes conseguir con este número de Rolling Stone. Ha contado con la participación de amigos y músicos, conocidos y no, y sirve para poner un punto y aparte en una carrera que, como él reconoce en esta entrevista, entra en una nueva fase de “investigación”. El músico aragonés nos atiende cuando está a punto de meterse en la grabación de su siguiente disco en Los Ángeles, aunque ya esté pensando también en el que le sucederá. Algunas cosas no cambian.

Todavía está reciente el lanzamiento de Gran Rex, el disco en directo grabado en Buenos Aires durante la última gira con el que Bunbury ha conseguido ser número 1 de ventas en España. Pero el tiempo pasa deprisa y su autor ya está embarcado en proyectos muy a futuro. Paradójicamente, el músico ha elegido este momento para revisar su carrera de atrás hacia delante, y el resultado es el documental Porque las cosas cambian.

¿Qué motivo te ha empujado a poner en marcha este documental?
Con Las consecuencias y Gran Rex, cerrado el ciclo que llamamos ‘Canciones desde el Puerto’, era lógico hacer un poco de reflexión. Pensamos que veinticinco años desde que estampé, por primera vez, mi firma en un contrato con la discográfica EMI, era un buen motivo también para echar, por un momento, la vista atrás, coger aliento y volver al trabajo.

¿Cuál es el objetivo? ¿Qué quieres contar?
Bueno, aclaremos que el documental biográfico Porque las cosas cambian tiene un autor, que es Javier Alvero, que se tomó el tiempo y la molestia de entrevistarnos a todos y montar la historia de forma comprensible para todos los públicos. Una vez aclarado, pienso que también está bien dejar por escrito que el documental pretende mostrar, juzgar poco o nada, y dejar que sean los involucrados los que hablen, y que la visión del autor, Javier, aparezca neutra, sin robar protagonismo a los hechos. Quiero decir que quien conozca al dedillo los hechos y dichos, poco descubrirá, y el consumidor normal de música que pueda tener uno o ninguno de mis discos, podrá hacerse una idea de a qué me he dedicado durante todo este tiempo. En ningún momento se pretende ni exagerar mi valía como músico ni actuar con falsa modestia. Es, simplemente, una narración de los pasos dados.

¿Quién eligió a las personas que participan en el documental? ¿Con qué criterio se hizo?
Javier Alvero me mandó un e-mail con los personajes que pretendía entrevistar. Como es normal, en principio, se fijó en la lista de colaboradores o músicos más conocidos que podían contar, por cercanía, cómo fue determinada época. En mi opinión, la mayor parte de las veces, en este tipo de documental, las caras famosas se llevan el metraje y dejan a verdaderos protagonistas sin decir esta boca es mía. Por eso, añadí a su lista personas que para mí han sido clave, como Miguel Ángel Gómez, que fue presidente de EMI durante un largo período; Jordi Puig y Juan Pablo Ohanian, que han sido promotores de mis conciertos en América durante años; Pito y Nacho Royo, mánager de Héroes y de mi carrera en solitario, respectivamente… y otros tantos. Algunos de los que añadí aparecen en el documental, y a otros, o no se les localizó, o no quisieron aparecer.

Se echa en falta a Juan Valdivia, tu compañero en Héroes. ¿Por qué no aparece?
Sí, claro. Hay quienes, por distintas razones, no pudieron o no quisieron aparecer. Las razones de cada uno se las deberías preguntar a ellos; pero, sean cuales sean, las respeto. Y, ya te digo, que yo también echo en falta a algunas personas de mi entorno más conocido por el público y algunas de las que no son conocidos. Ni sus nombres, ni sus caras, ni su labor.

Una vez has visto el documental, ¿qué cosas te han sorprendido para bien? ¿Y para mal?
En algún momento, me parece que en el documental hay demasiados datos y, sin embargo, están saltándose muchas cosas para no hacerlo excesivo. Hemos grabado muchos discos y realizado muchas giras. Algunos discos son más flojos que otros, y algunas giras no estuvieron a la altura. Es difícil mirar atrás y no sentir algo de frustración y vértigo.

¿Qué crees que aporta al público sobre ti?
Creo que, sobre todo, ayuda a quien no conoce demasiado mi carrera a poner orden en el caos y a deshacer algunos tópicos.

Mucha gente habla sobre ti en el documental. ¿Te sientes reflejado en lo que ellos dicen de ti? ¿En qué caso te ves mejor? ¿Y en cuál peor?
Bueno, dicen lo que quieren decir. No soy quién, o más bien no es mi estilo corregir ni opinar ni juzgar. Aunque claro, pienso que Phil Manzanera, que me conoce muy bien después de haber trabajado en cuatro discos en los últimos veinte años y con una profunda relación personal, habla con mucha sabiduría y caballerosidad. También me alegró ver que Pito, mánager de Héroes del Silencio desde el 87 al 95, me guarda cariño y respeto. Tal y cómo fue el final de toda esa etapa para él y para nosotros, es bonito ver que supo separar el grano de la paja. Y mis compañeros me hacen sentirme querido. Loquillo explica muy bien algunos de mis momentos de confusión; Ariel [Rot] comprendió lo que parecía difícil de comprender; Andrés [Calamaro] habló de un forma… ¡tan cariñosa! Me alegra también que sea Jaime [Urrutia] quien pone una nota de humor. ¡La gente tiene un concepto tan equivocado de él! Y Julio de la Rosa, al que respeto, admiro y quiero, apunta alguna certeza sobre el difícil mundo de la poesía.

¿Has censurado algo?
Claro. Sobre todo de mi entrevista. Aquella mañana no estaba para muchos primeros planos. Me hubiera gustado repetirla, porque no me funcionaron las dos neuronas de guardia como debían. Por otro lado, tengo que empezar a aceptarme con mis limitaciones. A lo mejor, mi cerebro no da para mucho más.

¿Qué cosas has descubierto de ti mismo gracias al documental?
Me he descubierto más querido de lo que creía. La verdad es que, con el paso de los años, he ido descubriendo cómo la gente de la industria musical de aquí y de allí ha ido, poco a poco, cogiéndome cariño. Supongo que debido al roce, como se suele decir. Y yo, sólo puedo sentirme agradecido.

¿Está detrás del documental la intención de corregir alguna idea que se pueda tener sobre ti? Si es así, ¿cuál?
Todos nos dejamos llevar por los tópicos a la hora de hablar, pensar y juzgar a los músicos, cineastas, políticos o futbolistas que aparecen en la prensa. Y a todos nosotros nos suelen definir de un plumazo de trazo grueso. Te voy a contar un ejemplo de imagen tópica que, al menos a mí, me hace gracia. Estando en una terraza de Cádiz con unos amigos, hace un par de años, o quizás menos, se me acercó un tipo y me soltó así, a bocajarro: “¡Joder, Bunbury, sin la cinta en la frente no te había reconocido!”. A lo que sólo pude responder: “Es que voy de incógnito”. Bueno, la cosa es que, en general, la gente que no sigue tu carrera se queda con una imagen muy concreta, estereotipada, que no tiene por qué ser ni la que mejor refleje tus inquietudes musicales ni tu aportación real. En mi caso concreto, además, he pasado por etapas muy diferentes. Hay gente que tiene la extraña idea de que en solitario hago cabaret y con Héroes… ¡¡¡hice heavy!!!

En el documental aparece mucha gente importante en tu carrera. Si tuvieras que elegir una persona sin cuyo concurso (personal o profesional) tu carrera no hubiera sido la que es, ¿quién sería y por qué?
Creo que debería destacar a más de una persona. Si me lo permites, al menos, a tres. Para empezar, mi mujer: Josegirl. Y los motivos serían tanto vitales como profesionales. Quizá, si no la hubiera conocido, no estaríamos hablando hoy aquí. Puede sonar exagerado, pero es probable que no estuviera ni física ni mentalmente capacitado para continuar en la profesión. Nacho Royo, mi mánager, que también me ha aportado mucho a nivel personal; creo que si en 1999 no llega a cruzarse en mi camino no habría tenido una carrera en solitario. Y Ramón Gacías (batería desde 1997 hasta hoy), que ha sido mi compinche musical, que me ha seguido y comprendido por los recovecos más complejos de mis últimos quince años.

Visto el documental, parece que los dos momentos que han “salvado” tu carrera han sido las rupturas de Héroes del Silencio y del Huracán Ambulante. ¿Te has arrepentido de alguna de las dos?
En aquél momento, en el 95-96, sinceramente, hubiera preferido que no se disolvieran Héroes del Silencio. Igual que en 2005 hubiera preferido que todos los datos no llevaran a El Huracán Ambulante a la separación. Yo creo en las ‘casualidades’. Creo que las cosas no ocurren porque sí, y que si no hubieran sucedido determinados hechos en nuestras vidas no podríamos haber llegado a conocer a determinada persona, imprescindible para tu futuro, o no habrías llegado a limpiar tu cabeza y tu alma de energía negativa y malas vibraciones. Creo que todo forma parte de un aprendizaje que ni siquiera es profesional. Es parte de un crecimiento personal que no es necesario entender del todo. Como dice Diego Vasallo en una canción: “La vida te lleva por caminos raros”.

La visión que se da de Radical sonora es la de un disco que necesitaba ser así para poder empezar de cero. ¿Volverías a hacerlo igual o ahora te suena forzado? Porque es el que menos encaja, musical y estéticamente, en tu discografía.
Creo que es un disco que tiene un gran trabajo de producción por parte de Phil Manzanera, que suena espectacularmente bien y que, ahí, sigue habiendo una camino muy interesante por desarrollar. Mi problema personal con el disco es que sólo tiene tres o cuatro canciones que merecen la pena y, el resto, flojea. El tópico al hablar de ese álbum es que se le conoce como mi disco dance. Siendo que es, obviamente, un disco de rock, con instrumentación electrónica y alguna pincelada de música del Magreb.

En el documental dices: “Cada vez que te digan ‘éste es tu sitio’, bate de béisbol y a joder el sitio”. ¿Ha terminado así tu etapa en El Puerto de Santa María, donde has vivido los últimos años?
Bueno, esa frase, sacada de contexto, es muy poco afortunada. Y más, relacionarla en este caso con El Puerto de Santa María como ciudad. Pero entiendo que la destaques y a lo que te refieres y, creo que sí, que ha terminado un ciclo y que lo que viene es un periodo de investigación. Eso quiere decir que mis próximos pasos serán más experimentales y estarán más centrados en el estudio de grabación y la producción que en la captación fiel del sonido de una banda tocando juntos en una buena sala.

Siguiendo con la cuestión: ¿cuánto tiempo de vida le queda a tu etapa en Los Ángeles?
Desde el punto de vista de grabaciones, todavía es muy pronto para hablar. El primero de los trabajos en los que estoy ahora enfrascado lo empezamos a grabar a mediados de mayo. Me gustaría hacer lo mismo, por lo menos, con otro disco más que ya empecé a escribir y que espero tener terminado para finales de 2012. Estoy aventurándome mucho contándote todo esto porque, aparte de mis inquietudes y tiempos creativos, paralelamente hay una industria cultural y un sistema económico mundial que parece desmoronarse.

Según nos dijiste una vez, en El Puerto tenías tu huerto y además pescabas. ¿Haces algo parecido en Los Ángeles?
Conservo el hobby de la cocina. Es algo que empecé a practicar en serio en El Puerto y continúo haciéndolo diariamente, cuando no estoy girando ni grabando. También nos hemos aficionado a la medicina natural y practicamos con los amigos que se dejan.

Haber sido padre, ¿te ha hecho ver de otra manera este aspecto nómada de tu vida?
Para mí, una imagen icónica de rock & roll siempre fue la foto interior del disco Brothers & Sisters de los Allman Brothers. ¿La conoces? Bueno, sale toda la banda con mujeres, hijos, perros y demás, en una casa de campo donde se supone instalaron el estudio de grabación, entre gira y gira, para grabar el disco. También dicen que los gatos son territoriales y no les gusta mucho salir de casa. Mi gato Bowie se recorrió con nosotros los EE UU de costa a costa, en un autobús. Y estuvo en algunas de mis últimas grabaciones. No hagamos mucho caso de los tópicos porque, en toda regla, siempre hay unas cuantas excepciones.

¿En qué cosas eres consciente de que la paternidad te ha cambiado?
Las prioridades cambian. Dejas de planificar tu vida pensando solo en tus inquietudes y necesidades. Pero es muy pronto y yo muy inexperto como para hablarte con verdadero conocimiento de causa.

¿Cómo influye en el disco que vas a grabar?
El disco que voy a grabar lleva cuatro o cinco años en mi cabeza. Tarde o temprano, tenía que enfrentarme a él y llega, creo, en el mejor momento. En el otro, el que estoy escribiendo ahora, no sé si se está reflejando, ya veremos.

¿Qué relación guarda este nuevo disco con Las consecuencias? ¿Rompe con él?
Me alegra mucho haber cerrado la etapa anterior con un disco que ha sido tan bien recibido por la crítica y el público como fue Las consecuencias. Es pronto para hablar de un disco que todavía no he entrado a grabar y del que no se sabe ni siquiera qué compañía discográfica lo va a editar. Cada cosa a su tiempo. Puedo adelantarte que el disco se llama Licenciado Cantinas y que es un disco conceptual.

¿Qué fechas tienes previstas de lanzamiento, gira, etc.?
Estamos barajando Navidad de 2011 para publicarlo. Ojalá se cumplan los plazos y así podremos volver a la carretera el año que viene. Tengo muchísimas ganas de tocar más en España, en más ciudades. La gira de Las consecuencias, por la ‘baja por paternidad’, se quedó corta y sólo pudimos realizar la primera parte de lo que en principio teníamos en mente.

Cuando sacaste Las consecuencias, parecía tu disco más intimista e importante. ¿El tiempo que ha pasado te ha hecho confirmar o cambiar la opinión?
Creo que es uno de los mejores discos que he sacado y, lo bueno es que, esta vez, coincido con la mayoría. Sé que mucha gente que normalmente no se acercaba a mis álbumes, en este caso hizo una excepción y se encontró con un cancionero que no esperaba. Yo lo situaría, junto a El viaje a ninguna parte y Pequeño, entre lo que rescataría si me tuviera que desprender de todo lo grabado hasta ahora y sólo pudiera quedarme con tres de mis grabaciones.

PORQUE LAS COSAS CAMBIAN. El documental en DVD que te regala ‘Rolling Stone’ está dirigido por el realizador Javier Alvero. Cuenta con la participación del propio Enrique Bunbury y músicos y amigos que le han acompañado a lo largo de 25 años de carrera. Entre ellos, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu de Héroes del Silencio, miembros del Huracán Ambulante, Loquillo, Jaime Urrutia, Andrés Calamaro, Pereza, Iván Ferreiro, Carlos Ann, Ariel Rot, Phil Manzanera y un largo etcétera.

Fuente: RollingStone

BUNBURY Y AMARAL ACTUARÁN EN OTOÑO

El nuevo Auditorio Palacio de Congresos Mar de Vigo continúa su andadura en el ámbito musical por la senda de las divas españolas de la música. Tras su apertura a finales de marzo con Luz Casal, el espacio tendrá en su escenario a Mónica Naranjo con su nueva gira, Madame Noir. En la página web de la artista ya se refleja esta cita para el 16 de julio, pero en el site del auditorio vigués aún no aparece. Según su director gerente, Daniel Miranda, no lo harán hasta que la promotora lo autorice. En ese momento ya se darán a conocer más datos, como la hora del recital y el precio de las entradas así como los puntos de venta. Hace diez años que la cantante no actúa en Vigo. Su última visita se produjo en el Auditorio de Castrelos en agosto del 2001.

Homenaje a las divas del cine

Aunque Mónica Naranjo continua inmersa en la producción de su nuevo trabajo, la artista ha decidido ante la gran demanda de actuaciones tras su última gira, Adagio, que obsequiará a su público con algunas fechas exclusivas. Madame Noir es su trabajo más íntimo. La artista comparece con el único acompañamiento de un piano de cola y se traslada a los años más glamurosos y dorados del cine negro con la intención de rendir homenaje a las divas de aquella época.

Por otra parte, los responsables de la programación cultural del auditorio están trabajando para tratar de cerrar fechas con Amaral y Bunbury. En todo caso, según afirman, será a partir del otoño ya que en verano los artistas apuestan por otro tipo de recintos.

El director gerente del Palacio de Congresos reconoce que se encuentran en un momento de impasse mientras se perfila el nuevo gobierno municipal «para no coincidir con la programación que depende del Concello», pero lo que sí están tratando de perfilar ya es la programación de música clásica a través de ciclos de orquestas sinfónicas.

Fuente: LaVozdeGalicia.es

BUNBURY, LICENCIATURA EN EL EXCESO

Hace bien poco, Enrique Bunbury anunció el inicio de las sesiones de las que saldrá su nuevo álbum, previsto antes de fin de año. Sus seguidores –e incluso sus detractores- permanecemos atentos a sus movimientos y estamos seguros de que serán igual de sorprendentes e inesperados como los último. Saldremos de dudas en unos meses. Mientras tanto, nunca está de más un pequeño repaso a la discografía del aragonés errante desde que dejó de ser un héroe del silencio, colaboraciones, versiones, recopilatorios y (algunos) discos colectivos aparte.

'RADICAL SONORA’ (1997)
El debut, interpretado como reválida y confirmación en solitario del talento del otrora líder de una de las bandas de rock más grandes de este país. Para unos, una forma de dar palos de ciego divagando entre estilos e instrumentos dispares: percusiones magrebíes, samples, electrónica industrial, guitarras distorsionadas, coros doblados, falsetes y la producción de Phil Manzanera, el hombre que ordenó las ideas y puso en su lugar el sonido heroico. Para otros, un disco de rock sin más, con todo lo que eso conlleva. En palabras de su autor, la obra más incomprendida de su carrera y la más costosa en términos emocionales. Romper con el pasado, en algunos casos, es tarea ardua, y aun así, aquí dejó algunos clásicos que han seguido sonando en sus giras posteriores: ‘Alicia (expulsada al país de las maravillas)’, ‘Planeta sur’, ‘Big bang’, ‘Despacio’ y la impresionante ‘Salomé’, posteriormente transformada en ritmo tribal-cabaretero para el directo.

‘PEQUEÑO’ (1999)
No, no es el disco de Dani Martín. Es la joya de la corona: reminiscencias balcánicas, vientos orientales, violines y guiños a estilos tradicionales como el tango, la copla, la ranchera o el bolero al servicio de unas letras en muchos casos estremecedoras de puro básicas. ‘El extranjero’ no ha dejado de sonar en directo desde entonces, la apertura con ‘Algo en común’ deja claro el contenido de las once canciones siguientes, y la belleza de ‘Infinito’ acabó de enamorar al público mejicano. ‘Pequeño’ es el álbum que sentó las bases de su éxito actual, propiciando su primera gira multitudinaria en solitario tras el relativo fracaso de la anterior, y una muestra más de la capacidad de riesgo de Bunbury, que llegó a declarar que sopesaría la retirada de la música en activo si estas canciones no llegaban todo lo lejos que merecían. Es obvio decir que superaron con creces las expectativas en, para muchos, su mejor trabajo hasta la fecha. ‘Lejos de la tristeza’, ‘¿Dudar?, quizás’, ‘Sólo si me perdonas’ y ‘Contradictorio’ son pequeñas joyas que en nada recuerdan al vociferante y engolado cantante de Héroes del Silencio. Ahora sí, despegaba una carrera impecable que aún nos depararía excelentes trabajos.

‘PEQUEÑO CABARET AMBULANTE’ (2000)
Reflejo del definitivo renacer artístico como solista, Bunbury quiso premiar al fiel público mexicano con este impecable directo grabado en el Hard Rock Café de la capital azteca en varias sesiones en las que su banda de entonces, El Huracán Ambulante, empezaba a entrar en un estado de gracia del que no saldría durante los próximos años. Versiones enriquecidas con nuevos arreglos, con los vientos y violines como protagonistas, y una entrega absoluta de la audiencia dejaron su testimonio en el primer álbum en vivo de su carrera solista, y seguramente el más completo.

‘FLAMINGOS’ (2002)
La idea de superproducción para un artista a veces tan desmesurado como Enrique pasaba por contratar a músicos variopintos, entre amigos e invitados que pasaban por el estudio de Avinyonet de Puigventós, en Girona, para enmaquetar y arreglar una colección de canciones, algunas sobrantes de discos anteriores, y transformarlas en algunos casos en un enorme quebradero de cabeza para los técnicos que debieron lidiar con las numerosísimas capas de sonido que se grabaron. El objetivo era justo el contrario al de ‘Pequeño’. El resultado fue una sobreproducción que no beneficiaba a algunos temas. Sin embargo, estamos ante un álbum fundamental en su trayectoria. La mayoría de las letras tienen un tono confesional –el artista acababa de sufrir una dolorosa ruptura sentimental- y en la propia portada aparecía el propio Bunbury disfrazado de boxeador, en un rincón del ring, dispuesto a sufrir golpes de todo tipo pero digno en su mirada, levantándose una y otra vez, como si tuviera que justificarse o defenderse de los ataques recibidos en el pasado. Un tour glorioso sobre todo por tierras mexicanas y argentinas, una vez más, y la ayuda de gente como Adriá Puntí (autor de ‘Sí’, una de las claves del disco), Quimi Portet (cuyas guitarras suenan en varios cortes), Shuarma, Carlos Ann o el mismísimo Jaime Urrutia en ‘No se fíe’ dan prestancia y prestigio a este trabajo. Ahí estaban ‘El club de los imposibles’, ‘Lady blue’, ‘San Cosme y San Damián’, ‘Contar contigo’ o el vals mexicanizado de ‘Y al final’, que sigue poniendo punto final a muchos de sus shows. Como recuerdo de una de sus mejores giras, se editó el DVD ‘Una noche en flamingos’, con dos conciertos interactivos mezclados, cada uno en un formato, que demostraban lo ya apuntado: Bunbury y su banda eran dinamita pura.

‘EL VIAJE A NINGUNA PARTE’ (2004)
Algunas críticas lo calificaban de tocho hinchado e innecesario mientras otras apuntaban que estábamos ante el mejor trabajo del zaragozano. Ni una cosa ni otra, estamos ante un disco de transición, donde Bunbury se aferraba a sus viajes por Nicaragua, Perú, Honduras, Guatemala, Chile, México y en general toda América hispana para contar sus pequeñas historias, adornadas esta vez con menos arreglos pero exhuberante en su mezcla de estilos, influencias y paisajes. ‘En la pulpería de Lucita’, ‘Palo de mayo’ y sobre todo su emblemática ‘El aragonés errante’ hablan de su estancia en tierras andinas, y piezas absolutamente redondas como ‘El rescate’, ‘El anzuelo’, ‘Anidando liendres’, ‘Los restos del naufragio’ –su particular homenaje a Dylan-, ‘La señorita hermaflodita’, ‘Que no sepa tu mano izquierda’ o ‘Canto (el mismo dolor)’ le dan cuerpo y alma una extensa colección de canciones, veinte en total en un disco doble, en el que de nuevo el propio Enrique se hace cargo de la producción -volviendo de nuevo a la calidez y sencillez analógica- y toca más instrumentos que nunca, entre ellos el piano y el charango, pequeña guitarra tradicional nicaragüense con la que grabó las pre-maquetas. Tal vez un álbum excesivo en su planteamiento, pero tremendamente beneficioso para el futuro de un artista que se mostraba más inquieto y activo que nunca. Prueba de ello serían sus siguientes movimientos.

‘FREAK SHOW’ (2005)
Recuerdo enlatado de la gira que estuvo a punto de llevar a la ruina a Bunbury y a resultas de la cual la banda empezó a dar síntomas preocupantes de cansancio. Todo un circo, entendido en sentido literal, con luchadores enmascarados, competiciones de pulsos, carros y carretas para domadores (menos mal que se olvidó de los leones), y una carpa ambulante que se instaló en sólo cinco ciudades de la geografía española para presentar un espectáculo magnífico que contó con la presencia y la pequeña ayuda de sus amigos Iván Ferreiro, Mercedes Ferrer, Nacho Vegas, Adrià Puntí y Carlos Ann. Ningún tema nuevo y versiones del repertorio de sus invitados, entre las que destaca una grandiosa interpretación del tema de Vegas ‘Gang bang’ y la mágica versión de ‘Fantasía’ de Mercedes Ferrer. ‘Freak Show’ es además el título del documental que acompañaba al CD; una cinta de muy dudosa calidad a la que le sobra, siendo generosos, el 30% del metraje (que nadie se espera un ‘The Last Waltz’). Tras estos conciertos, la prolongación de la gira dio al traste con las esperanzas de continuar en la carretera con El Huracán Ambulante, y un Bunbury cansado, enfermo y preocupado por el aparente estancamiento de su sonido puso un brusco punto y final haciendo mutis por el foro en mitad del escenario en Zuera, cerca de su ciudad natal, y disolviendo después en un comunicado oficial a la banda que había sido hasta entonces su seña de identidad. A partir de aquí, empezaba un nuevo ciclo.

‘EL TIEMPO DE LAS CEREZAS’ (2006)
El ‘Freak Show’ provocó el encuentro de personalidades musicales con puntos en común y muchas ganas de trabajar juntas. Así, Bunbury le propuso a Carlos Ann y Nacho Vegas la grabación de un disco conjunto con canciones de todos y alguna que otra versión. Finalmente, después de que Ann decidiera que el rumbo que estaba tomando el proyecto no estaba en su onda, solamente Enrique y Vegas entraron en el estudio de Paco Loco en Puerto de Santa María (Cádiz). Otras veinte canciones, repartidas equitativamente y con claras diferencias entre las compuestas por uno y otro (narrativas e intensas las del asturiano, más dispersas las del maño), más una versión de Bambino (extraordinaria y dramática ‘Bravo’), un tema compuesto a medias (‘Látex’) y la constatación de que el alejamiento provisional de Enrique de los escenarios estaba llegando a su fin. Una gira corta pero exitosa con conciertos únicos en México D.F. y el Liceu de Barcelona, donde se registró el correspondiente DVD, puso fin a este periodo discográfico y dio paso a un nuevo ciclo creativo que nos ha regalado hasta ahora dos magníficos álbumes.

‘HELLVILLE DE LUXE’ (2008)
Las “canciones desde El Puerto”, como él mismo ha dado en llamar a esta etapa, continúan con un disco grabado de nuevo en casa pero esta vez con la producción de Phil Manzanera, que volvió al entorno bunburyano tras casi diez años para dejar su huella en unos temas sólidos, escritos en ámbitos domésticos y compuestos siguiendo el método tradicional. Por eso suena tan ajustado y redondo. Tras resucitar a los Héroes del Silencio para una gira de diez conciertos que cerró las heridas abiertas entre sus miembros durante demasiado tiempo, éste es un disco humilde aunque quizás no tanto como el siguiente. Aquí aún hay grandes momentos eléctricos en ‘El hombre delgado que no flaqueará jamás’, donde se tuvo que defender de graves acusaciones de plagio, ‘Hay muy poca gente’ y ‘Bujías para el dolor’, tres bombas de relojería que estallan en directo en la versión de Los Santos Inocentes, su nueva y remozada banda en la que sólo sobrevive su fiel escudero Ramón Gacías a la batería. Pese a que algunos de sus antiguos seguidores siguen sin entender este disco y no aprecian preciosidades como ‘El porqué de tus silencios’, ‘Porque las cosas cambian’, ‘Si no fuera por ti’ o ‘Irremediablemente cotidiano’, estas nuevas canciones entran por derecho en su repertorio básico, y confesiones como la de ‘Aquí’ hablan de un artista nuevo, o mejor dicho, en constante renovación. Un discazo como la copa de un pino, y unos shows a la altura de los mejores… y si no que se lo pregunten a los 90.000 mexicanos que pudieron asistir al final de gira en el Estadio Azteca. Ojo a los temas extra, sólo editados en vinilo.

‘LAS CONSECUENCIAS’ (2010)
Su colección de canciones más oscura, introspectiva y downtempo. Townes van Zandt, la última etapa de Johnny Cash, Leonard Cohen, los Beatles psicodélicos y Dylan, una constante en su carrera, como referentes y aglutinantes de uno de los mejores discos de aquel año. Todo se resumía en las propias palabras de su responsable al afirmar que “este disco gustará mucho a unos pocos, y muy poco a muchos”. Sin complejos, olvidando prejuicios y desplegando su fascinante y complejo bagaje sonoro, escuchamos ejercicios de autocrítica (‘Ella me dijo que no’), despechados versos de autoafirmación (‘Lo que más te gustó de mí’, el tema más raphaeliano de su carrera), explosiones glam (‘Los habitantes’), y otro tema para la posteridad, si es que no lo son todos, ‘De todo el mundo’, motivo de un vídeo precioso dirigido por el gran Alexis Morante. Hablando de realizadores, Juan Antonio Bayona se encargó del que acompaña al single de presentación, una versión del ‘Frente a frente’ de Jeanette, y además cantando a medias con Miren Iza, de Tulsa. ¿Se podía pedir más? Sólo un consejo para no iniciados: ahórrense este disco si quieren empezar a disfrutar de la música de Bunbury, es ideal para culminar una devoción, no para iniciarla.

GRAN REX’ (2011)
Grabado en el teatro Gran Rex de Buenos Aires los días 3, 4 y 5 de noviembre del año pasado, este recopilatorio en directo es un intento de plasmar la energía de Los Santos Inocentes sobre un escenario. Sin duda, no hace justicia al impresionante espectáculo de Bunbury y los suyos. El grupo repasa los temas más importantes de los últimos discos y revisa clásicos como ‘El Extranjero’, ‘Alicia’ o ‘Sólo si me perdonas’, adaptándolas a la nueva instrumentación unas veces con más acierto que otras.

Fuente: 
ThrillerWebzine.com

20 junio 2011

BUNBURY EN ESPARRAGO ROCK 2002


SEGUNDA INCURSIÓN DE BUNBURY EN LA PRODUCCION DEL CINE ESPAÑOL

Mateo Gil, uno de los talentos del cine español, deslumbra con una historia contemporánea en la que saca de la tumba al mítico forajido butch Cassidy. La confirmación de que alguien no dispuesto a tirar la toalla termina saliéndose con la suya.

La primera vez que Alejandro Amenábar reparó en Mateo Gil pensó que aquel compañero suyo de clase se estaba equivocando. Gil, un canario de ojos claros llegado a Madrid con el propósito de estudiar cine, discutía con una profesora de la Facultad de Ciencias de la Información. Intentaba convencerla de que no estaba explicando bien la lección. "¿Quién sería ese idiota que buscaba desesperadamente un suspenso?". Al término de la clase, Amenábar se acercó al kamikaze académico:
"Le dije que no fuera tan pesado, que no merecía la pena". Aquel fue el principio no solo de una gran amistad, sino de una de las parejas creativas más sólidas y fructíferas del cine español reciente. Juntos han firmado, además de varios cortometrajes, los guiones de Abre los ojos, Mar adentro y Ágora. Tesis, la película que convirtió con 23 años a Amenábar en un talento precoz -y de la que Gil fue ayudante de dirección-, bebía del mundo de estudiantes de ambos. "Éramos los dos freaks de clase", recuerda Amenábar.

Amenábar lo reconoce, Mateo Gil era más maduro que el resto, más inteligente y más noble. Aunque nada de eso evitó que aquella profesora le suspendiera. "Nunca supo venderse bien, no es muy pícaro", justifica su viejo amigo. Quizá eso explique por qué Mateo Gil, pese a una carrera de éxitos, destile un fondo de íntimo fracaso. A sus 38 años ha ganado cuatro goyas, pero nadie le ha visto aún rondar una gala de los Premios de la Academia. Él se jacta de haberse librado siempre en lo posible de pisar una alfombra roja. No recogió ni el Goya como director del cortometraje Dime que yo ni los tres como guionista que logró por Ágora, Mar adentro o El método, esta última dirigida por Marcelo Piñeyro.

Su segundo largometraje como director, Blackthorn, un western rodado en inglés con Sam Shepard y Eduardo Noriega a la cabeza del reparto, puede significar la consolidación definitiva de un hombre que hasta ahora parecía sentir alergia al triunfo. O, mejor dicho, a creerse los triunfos. "Tengo los cajones de mi casa llenos de proyectos fallidos", dice justificando una innata tendencia a verlo negro, a no querer formar parte de un mundo en el que no acababa de encontrar su sitio. "Yo llevo mucho tiempo aquí, pero de alguna manera es como si aún no hubiera llegado. Aunque quizá ya llegué a un sitio y ahora solo toca jubilarse. No lo sé. A mí me gustaría hacer películas como se hacían hace diez años, pero eso ya es imposible, así que no dejo de pensar por dónde puedo tirar. En pocos años, las cosas se han puesto muy difíciles para todos y solo sé que hoy ni siquiera podría volver a hacer una película como Blackthorn".

"Mateo duerme en una cama de ceniza", bromea Amenábar. "Nunca es su sitio, ni su momento, ni su lugar, y siempre tendría que dedicarse a otra cosa. Lleva años diciendo lo mismo. No le hacemos ni caso". "Llevamos mucho tiempo viéndole quejarse, pero sin dejar un solo día de trabajar", interviene Eduardo Noriega, otro de sus mejores amigos. "Mateo es una contradicción con patas. Tiene una mezcla perfecta entre ingenuidad y lucidez que le hace irresistible, y no solo hablo de su éxito con las mujeres. Él siempre ve el vaso medio vacío, pero lo cierto es que sin un poco de seguridad en uno mismo nadie se dedicaría a esto. Es verdad que le gustaría escribir y dirigir sin que nadie le conozca, pero eso no le hace detenerse. Es pesimista, es autocrítico, pero a la vez confía mucho en sí mismo. Un pesimista de verdad no avanza y él es perseverante y trabajador".

"No me gusta mucho el mundo de la farándula, me siento más cómodo en un entorno sencillo", añade Gil, sentado en una luminosa cafetería del barrio madrileño de Malasaña, donde vive. Cerca de allí, en otro bar de la plaza del Dos de Mayo, trabajó en los años noventa como camarero. Eran sus primeros pasos en Madrid como un estudiante desencantado con una universidad donde no encontraba lo que quería. Acabó vendiendo enciclopedias por las casas y repartiendo paquetes como mensajero.

Hijo mediano de una "curranta" y de un agricultor de Telde, Gil dejó Las Palmas al acabar el bachillerato. Empezó la carrera pensando que allí encontraría una respuesta a su vocación cinematográfica, pero a los dos años empezó a buscar trabajos complementarios, consciente de que con el decaimiento de su dedicación a los estudios se esfumaba la posibilidad de obtener becas para pagárselos. La repuesta a su vocación no la encontró en las clases, sino en un grupo de inadaptados: Carlos Montero, creador de la popular serie Física o química, Amenábar y, más tarde, dos actores entonces aficionados, Eduardo Noriega y Fele Martínez. Con ellos, desde el primer curso, empezó a rodar piezas de vídeo.

Eran plenos años noventa y estos niños criados en los ochenta se abrían paso cargados de energía, pero con los lastres propios de una generación que nunca entendió bien cuál era su papel como grupo. Sin representantes posibles, incluso una cámara de cine, dueña hasta entonces de todos los sueños, se podía convertir en sus manos en un arma de destrucción del ambiente que respiraban los pasillos de su odiada Facultad. En Himenóptero, el corto que encerraba el embrión de Tesis, Mateo Gil aparecía como director de fotografía.

"De los tres trabajos que tuve al llegar a Madrid, me quedo de lejos con el de camarero. Aquella fue una buena época para mí", asegura. "Nunca quise ser guionista, ¿quién querría serlo con lo poco que se cuidan en España? Solo un masoquista. Yo tuve la suerte de encontrar a Alejandro, con el que me entendía perfectamente. Y sé que hoy no estaría aquí si no fuera por él. Nos formamos juntos y luego, cuando tuvo éxito, me abrió muchas puertas. Pero lo cierto es que me convertí en escritor de cine por casualidad, porque mi vocación no era escribir. De hecho, era muy malo, pero aprendí los trucos y a adaptarme, aunque nunca he sabido si de verdad era lo mío", añade.

Lo cierto es que Mateo Gil se convirtió en el frontón de Amenábar y juntos llevaron lejos dos imaginaciones a priori opuestas. "Digamos que yo era más de cine de palomitas, y Mateo, de versión original. Gracias a él vi mucho cine que hasta entonces desconocía". "Verlos trabajar es un espectáculo. Sus conversaciones son eternas. Mateo aportó calidez a Amenábar. Domina muy bien la estructura del guion", asegura el productor habitual de Amenábar, Fernando Bovaira, que también estuvo detrás de Nadie conoce a nadie, la película con la que hace más de una década Gil debutó como director.

Entre su ópera prima y Blackthorn naufragó el proyecto más ambicioso y personal del cineasta: la adaptación al cine de una de las obras cumbres de la literatura, Pedro Páramo. Quienes le conocen dicen que Mateo Gil vivió un verdadero calvario al ver cómo se derrumbaba el proyecto de su vida. Aunque pudoroso a la hora de exhibir sentimientos, no niega que aquel fracaso marcó un antes y un después en su camino. "Solo puedo decir que fue un golpe tremendo. Es una película con la que estaba obsesionado desde los 18 años. Es difícil definir por qué era así; tenía que ver con una visión general de la vida con la que me identificaba. Una visión que tiene que ver con una melancolía muy profunda que está en Pedro Páramo y en el propio Rulfo. Escribí el guion en dos meses. Lo llevaba totalmente dentro. Ahora la tengo totalmente aparcada, pero si pienso que nunca la haré, me pongo a llorar". Asoma el hombre obstinado: "O la hago como quiero o no la hago. Solo tiene sentido la propuesta tal cual era. Una propuesta naturalista, una adaptación de la época fiel. No quería hacer una película con un ambiente onírico o místico".

Aunque todo el mundo habla maravillas de aquel guion, toda la coyuntura estuvo de espaldas a Mateo Gil y su historia. Se quedó solo. A lo mejor parte de aquel fracaso se deba también a su propensión a huir del conflicto. No le gustan los golpes en la mesa ni los gritos. "Sé que muchas personas de mi equipo en Blackthorn pensaban que era poco duro, y quizá tenían razón. Fue un rodaje muy complicado, pero a mí me cuesta explotar. Mi director de fotografía, Juan Ruiz de Anchía, trata siempre de usted a sus eléctricos y esas formas suyas me parecen un buen ejemplo. La buena educación siempre es buena".

Tras el fiasco de Pedro Páramo (en cuya preproducción trabajó durante meses en México) se oculta el germen del filme que ahora se estrena. De alguna manera, la sombra de aquella planea sobre esta, una película sobre la amistad, sobre la vejez, sobre el tiempo -"un tiempo que vivimos de manera muy dramática", dice su director- y sobre la muerte. Se curó de la herida primero dirigiendo el cortometraje Dime que yo (en el que afloraban otro tipo de fantasmas: los de la pareja) y sobre todo a través de un western inclasificable en el que saca de la tumba al mismísimo forajido Butch Cassidy y con el que de alguna manera confirma que es de esos que no tiran fácilmente la toalla, algo que encaja con una frase que el propio cineasta suelta sobre sí mismo: "No me creo nada, pero por alguna razón no puedo dejar de hacer las cosas". Así que ahora, cabalgando en la pantalla a lomos de la vida eterna de un hombre muerto, no cuesta imaginar a sus amigos decirle: "Anda, Mateo, te saliste con la tuya. Apuraste el vaso medio vacío".


Butch Cassidy cabalga de nuevo
Qué fue de Butch Cassidy en Bolivia? ¿Y si no murió junto a su amigo Sundance Kid en un enfrentamiento con el ejército en 1908? ¿Qué vida llevaría ese legendario forajido americano, minucioso planificador de sus atracos a bancos y grandes corporaciones? ¿Seguiría rechazando la violencia? ¿El buen humor continuaría siendo parte imprescindible de su carácter? ¿Era ya un hombre cansado? Pues para indagar en todo eso, lo mejor es ir al cine a ver la película Blackthorn. Sin destino, el segundo largometraje de Mateo Gil.

No se toparán solo con ese personaje real, toda una leyenda en Estados Unidos; también se encontrarán con un western en el sentido más clásico, una grata sorpresa en el panorama cinematográfico en España. Protagonizada por Sam Shepard, Eduardo Noriega y Stephen Rea, entre otros, Blackthorn. Sin destino, rodada en el altiplano boliviano con un presupuesto de alrededor de 3,5 millones de euros, se estrena el próximo 1 de julio.

La sorpresa empieza en el propio Mateo Gil. Nunca se imaginó el realizador de Nadie conoce a nadie dirigiendo un western, el género pionero en la historia del cine. Se recuerda el director de niño en la calle jugando con otros niños. Eran vaqueros que se peleaban y se golpeaban aparatosamente. Esa fue la primera aproximación al western real, porque al de las películas llegó en las sesiones de los sábados en televisión.

"Mi primera formación como cineasta estuvo en el western. Muchos directores hemos tenido siempre la fantasía de realizar uno. Yo he tenido la suerte de poder hacerlo". Fue una mezcla de circunstancias las que provocaron la llegada de Gil a esta película. Metido él en el proyecto de Pedro Páramo, movió incluso el guión escrito por su amigo Miguel Barros por diversas productoras, pero sin pensarse nunca como director. Cayó Pedro Páramo y el productor Andrés Santana -"cabezón donde los haya"- le propuso unir sus fuerzas para esta aventura que ha durado más de tres años.

"Una de las cosas que más me atraen del western es que, teniendo dosis de suspense, de acción, incluso de romanticismo, es un género muy político, que permite narrar conflictos morales en términos muy sencillos. Es perfecto para el drama, todos los temas que trata siguen vigentes, la propiedad, la preponderancia de la ambición frente a valores como la amistad y la libertad, qué líneas cruzar o no frente a la autoridad", asegura Gil.

Se ha atrevido con todo. Lo ha hecho de frente, con humildad y siendo consciente de que su objetivo era homenajear el género, con una mirada respetuosa y pequeña alejada del cine más espectáculo. Ha osado incluso poner rostro de nuevo a Butch Cassidy, después de que Paul Newman lo inmortalizara en 1969 en Dos hombres y un destino, dirigido por George Roy Hill.

Es verdad que lo ha hecho con el gran Sam Shepard, pero con todo y con ello... "Más que ponerle un nuevo rostro con Shepard, lo que más temía era hacer una película sobre Cassidy, toda una leyenda en Estados Unidos. Desde el principio me ayudó a mantener mi miedo algo acotado el hecho de pensar que el mercado natural de mi película era España y no Estados Unidos, aunque ahora se está vendiendo muy bien e incluso hay fecha de estreno para ese país. De esta manera me quitaba un poco la presión. Por otra parte, creo que el hecho de que Dos hombres y un destino pegara tan fuerte ha segado de alguna manera el personaje real y ha dejado en el tintero un montón de aspectos que a mí me parecen muy interesantes". Fue aquí donde apareció Mateo Gil y toda su panda. Para hacer un retrato de un tipo muy especial. Las características del personaje están basadas en la realidad, el resto es ficción. Y la realidad es que Cassidy era un ladrón de bancos con vocación, que nunca robaba a la gente, sino que lo hacía a las grandes compañías ferroviarias, financieras o mineras. Un tipo que planificaba los atracos para evitar la violencia. "Nunca he tenido que matar a nadie". Esta frase, atribuida al forajido, puede ser verdad o no, pero Mateo Gil asegura que Cassidy se imponía con autoridad al frente de bandas plagadas de asesinos y psicópatas. Pero detrás de los atracos de este héroe de leyenda no solo estaba el deseo de hacerse con el botín, también una lucha ideológica contra los grandes propietarios de la tierra y los potentados en un mundo de miseria.

El realizador afirma que para enfrentarse a este reto "revisé muchísimos westerns. Los vi, los disfruté, pero sin tomar ninguna nota, solo me dejé empapar. Hay un riesgo cuando te enfrentas a un género como este donde se han hecho tan buenísimas películas. Por encima de todo quería hacer un homenaje a ese género y esa época". No hubo siquiera un planteamiento teórico demasiado estricto. Fue en los primeros días del rodaje cuando surgió, entre todo el equipo, el estilo del filme, como esa utilización del zoom continuo o, ya en la posproducción, el cambio de la cinta a scope.

Ahí tenían el altiplano, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar. Fueron meses de reconocimiento para decidir si ese paisaje merecía la pena y si era viable el rodaje. La conclusión que sacaron fue que no era viable, pero sí imprescindible. "El altiplano es un paisaje diferente al que vemos en los westerns. Estamos tan acostumbrados a ver paisajes maravillosos en el cine que de alguna manera nos hemos inmunizado. Una manera de luchar contra ese adormilamiento es presentar a los espectadores un paisaje igual de potente, pero distinto. El altiplano es justo lo que buscábamos".

Y entre los caballos y los rifles, Sam Shepard y Eduardo Noriega frente a frente. Butch Cassidy que se topa en el camino con un joven ingeniero español que acaba de cometer un robo. Shepard, el dramaturgo y escritor imprescindible de la literatura norteamericana, dio el sí a su participación a la semana de leer el guión. Sus aspiraciones económicas fueron muy humildes, respetuoso con el hecho de que era un filme pequeño. Fue solo a Bolivia, tres meses sin acompañantes ni representantes. E impuso sin quererlo su manera de trabajar. Una interpretación que va directamente a la frase y a la escena de cada día, sin elaboraciones camaleónicas del personaje. Algo que también, en opinión de Mateo Gil, hizo su gran amigo y colega Noriega. "Se ha hecho más consciente de sus limitaciones y sus posibilidades", dice Gil de Noriega. "Creo que se ha soltado emocionalmente, algo que también a mí me ha pasado. No quería que construyera ningún personaje. Quería ver al Eduardo que yo conozco viendo partidos de fútbol o cenando con amigos, ese que estalla en risas como un niño".

Mateo Gil ha encontrado en la leyenda a un Butch Cassidy algo mayor y cansado, pero con ganas todavía de volver a sus viejas ilusiones, alguien que todavía cree que hay que defender los ideales.

Fuente: Elpaís.com

19 junio 2011

DINOSAURIOS DEL ROCK EN ESPAÑOL: MÁS VIVOS Y VIGENTES QUE NUNCA

No son muchos los nombres de artistas del rock en español que han logrado cruzar las barreras del tiempo, las modas musicales y los grandes cambios de la industria musical, para seguir cautivando a más y más seguidores. Hoy en día, es usual ver a padres e hijos disfrutando de su música.

Ellos han escrito imborrables páginas de la historia del rock en castellano, y aunque continúan componiendo nuevas canciones, son noticia en los últimos meses por álbumes en los que dan una mirada al pasado a través de sus temas reconocidos, junto a una pequeña prueba de lo que preparan para el futuro inmediato.

Salmonalipsis Now
DIEZ AÑOS DE LA ERA DEL SALMÓN
En el 2001, la industria del rock en español se conmocionó con El Salmón. No era para menos: se trataba de una colosal producción de 100 canciones y una locura que sólo podía realizar Andrés Calamaro.


Una década después, a manera de homenaje, el propio Andrés, que desde ese tiempo es conocido como El Salmón, lanza Salmonalipsis Now, un álbum doble que contiene 54 canciones, de las cuales cinco son inéditas y el resto un repaso por El Salmón, considerado “una pequeña gran obra de arte”, que por su extensión aún está por descubrir. Y una buena alternativa es hacerlo a través de Salmonalipsis Now.


Más allá de sus locuras artísticas, lleva 34 años de vigencia, haciendo lo que se le ha dado la gana, desde que era la voz de Los Abuelos de la nada y creó el himno Mil horas, y en los noventa, cuando impactó con la banda hispano-argentina Los Rodríguez.





Primera Fila
EL VERDADERO JEFE DEL ROCK


Tras el éxito de Vicente Fernández y Thalia, quienes grabaron un show en vivo para un selecto grupo de personas, Sony Music empezó a buscar un artista argentino para hacer este mismo experimento.


Quién mejor que el “Jefe del rock”, Miguel Mateos, que por estos días cumple 30 años de labores artísticas.


Las instalaciones de la antigua Biblioteca Nacional Argentina, la misma que dirigió Jorge Luis Borges, fue el escenario para Primera fila, un CD/DVD con 14 de sus canciones más reconocidas desde su época con Zas, banda con la cual inició en los años ochenta, y tres nuevas canciones.


Una de las curiosidades de esta producción es que la mayor parte de los seguidores que estuvieron dentro del público, no superaban los 25 años de edad. Haciendo cuentas, no habían nacido cuando Miguel Mateos ya lanzaba éxitos como Atado a un sentimiento, Llámame, si me necesitas y Cuando seas grande, incluidos en esta producción.





Enrique Bunbury


ESTILO MUY MORRISON


Si bien la influencia de Jim Morrison, en especial en el físico, es innegable en el cantautor zaragozano Enrique Bunbury, él ha sabido ganarse su propia identidad en 26 años de carrera, desde el hard rock que hacía como líder de Héroes del silencio y su reconocida trayectoria como solista durante 14 años.


El año pasado realizó una serie de conciertos en el Gran Rex de Buenos Aires. Ahora, lo mejor de esos shows aparece en Bunbury Gran Rex, con las 24 canciones interpretadas allí, desde Apuesta por el rock and roll hasta Las consecuencias, su más reciente álbum en estudio.
Ficha clave en la historia del rock ibérico, Bunbury se niega a bajar la guardia y continúa al pie del cañón en búsqueda de nuevas fuentes para expandir su quehacer creativo, por lo que no tiene miedo de tomar una clásica balada como Frente a frente o la inolvidable ranchera El Jinete de José Alfredo Jiménez y hacerlas suyas.





EN TIERRA DE TIGRES


Aunque no son estrellas de rock, llevan 43 años en la escena musical y ahora son los favoritos del canal MTV. Nos referimos a los mexicanos Los Tigres del Norte, que se preparan para actuar en Colombia en octubre y acaban de lanzar una nueva producción musical.


Se trata de Unplugged: Los Tigres del Norte and Friends, un CD/DVD con 12 de sus conocidas canciones, de las 500 que han grabado. Pero además de interpretarlas en vivo y con instrumentos acústicos, como dicta la norma de los Unplugged, invitaron a varios artistas del pop y rock latino: Paulina Rubio, Juanes, Diego Torres y Calle 13.


Aquí, los tigres demuestran que lejos de hacer apología al narcotráfico, cuentan con un extenso repertorio entorno al amor, pero en especial canciones que son himnos sobre la identidad de América Latina.

Fuente: Eluniversal.com.co

18 junio 2011

BUNBURY EN HISTORIAS REALES: HV ROCK Y GLAMOUR

El próximo lunes 20 de junio llega a la pantalla de E! la exitosa serie: “Historias reales”. La producción de E! traerá a su programación las historias de los personajes más famosos del mundo del rock y su relación con el glamour.

Ellos son Rock Stars pero también son Rockeros que se transformaron en empresarios, actores, amantes del jet set y del lujo. Participan en fiestas glamourosas organizadas por los PR más Top y se relacionan con las mujeres más hermosas del mundo de la moda, el cine y la TV. Cenan en los mejores restaurantes y asisten a los desfiles de los diseñadores top del momento. ¿Quién dijo que el rock y el glamour no van de la mano?.

La señal de E! seguirá de cerca las historias resonantes de exponentes famosos, como: Charly Alberti, Emanuel Horvilleur, Beto Cuevas, Ale Sergi y Enrique Bunbury, entre otros.

17 junio 2011

BUNBURY EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL CERVANTINO 2001


ENTREVISTA A ALVARO SUITE

La banda de rock española SUITE, que sorprendió y revolucionó a todos en la gira por su país, dialogó en exclusiva con Bunbury de Luxe Argentina. SUITE esta conformada por Álvaro Suite, Robert Castellanos, Jorge “Rebe” Rebenaque, Luis “Animal” Bestard y Robert “Revolbert” Gómez. En 2006 editaron su debut “SUITE. Piezas Contentas” con el sello Astro, y producido por Sir. Paco Loco.

Tras un 2007 presentando con éxito el disco por varias salas y medios, en 2008, dos de sus miembros pasaron a formar parte de Los Santos Inocentes, actual banda de Enrique Bunbury, junto a Jordi Mena (Jarabe de Palo, Sau), Ramón Gacías (Bunbury, Amaral) Y Jorge Rebenaque (Los Rebeldes, Nel.lo y La Banda del Zoco, Jarabe de Palo). Ahora, aprovechando un descanso tras la gira de “Las Consecuencias” junto a Enrique, SUITE se recupera y bautizan a Jorge Rebenaque como nuevo miembro de la banda, y salen a la carretera a presentar nuevas canciones.

¿Cómo definirían el estilo de “Suite”?

- Yo lo definiría con Rock a secas; rock desde el que se puede derivar a otros estilos según nos pida a Robert y a mí la canción que escribamos. Pero sin etiqueta ninguna, puro rock.

¿Que buscaban el primer día que llegaron al estudio a darle vida a su disco " Suite Piezas Contentas? ¿Cómo fue el proceso de grabación del mismo?

- A nivel artístico, seguimos sin tenerlo claro. Lo que sí queríamos urgentemente era captar el momento de la banda, ya que hacía pocos meses que nos habíamos consolidado como tal, teníamos un repertorio calentito, algunos bolos a la espalda, muchísima farra en el cuerpo, planes de futuro, y un estudio cojonudo esperándonos. Necesitábamos meternos a ver qué pasaba.

¿Cuál es el concepto del disco? ¿Qué cosas les dejó una vez finalizada su grabación?

- Como te he contando arriba, el concepto de “Piezas Contentas” era plasmar el trabajo que veníamos desarrollando en el local los 5 meses anteriores a la grabación. Cada uno de nosotros veníamos de estilos diferentes (aunque todos con una misma inquietud). Nos hicimos muy amigos; muy, muy amigos. Robert y yo planteamos la opción de grabar un disco con todas las canciones que teníamos más o menos respetables. Buscamos sello y editorial, hablamos con Sir. Paco Loco, y nos lanzamos de cabeza a pegarnos dos semanas como Los Stones…
Todos en Suite le tenemos mucho cariño a “Piezas Contentas” por todo lo que te he contado. Porque supone un primer hijo en una relación entre 4 amigos. Fue todo muy rápido. Con muy mala preparación y casi nula preocupación por el resultado final (eso se lo dejamos a Sir. Paco Loco). Y aun así salieron algunas de mis mejores canciones.

¿En qué se basan las letras de las canciones? ¿Quién compone?

- Pues solemos alternarnos con Robert en la tarea de escribir. Algunas son todas suyas, otras son todas mías, y el resto las hacemos a medias. Lo típico: “esta frase no es del todo correcta, pon esto acá, saca y pone este otro verso...”. Mis canciones hablan de mí, de personajes que me invento, a los que les aplico una historia que a veces me gustaría que me ocurriera a mí, o les implanto sentimientos que comparto. Intento que mis textos tengan un impacto en el oyente y así poder acercarme a él; y él a mí. En general estoy muy unido a mis letras, aunque aún no he conseguido escribir algo de lo que esté orgulloso del todo. Me queda un largo trecho…
Robert suele escribir canciones de amor fantásticas y redondas, y a veces le sale su vena callejera y te deja unos versos hermosos.

¿Qué influencias artísticas tiene Suite?

- Las evidentes, más algo de cosecha propia y genuina de cada uno de los componentes.

¿Cuál es la situación de una banda relativamente nueva como ustedes en relación a otras bandas que llevan más años de conformación?

- Bueno, ninguno de nosotros 4 veníamos que digamos de la nada. Robert co-lideraba una banda de mucho calado en España: Carrots, con los que editaron los mejores discos de rock-pop sicodélico del país durante la segunda mitad de los 90 y principios de este siglo. Yo hice mis cosas más o menos relevantes con bandas propias, colaboraciones, discos en solitario, y acompañando a artistas extranjeros en gira. El Animal tocaba en una banda impresionante que también caló hondo en el Indie español: El Diablo en el Ojo. Terriblemente buenos. Alta calidad.
Y Revolbert lleva toda la vida tocando con artistas, bandas, jams, etc...

Así que podemos que Suite no éramos una banda relativamente nueva.
De hecho, creo poder decir que en el momento de sacar nuestro debut ya éramos bien respetados entre bandas ya consagradas. Se nos esperaba...

Lo qué sí te puedo decir es que montar esa banda fue lo mejor que podíamos hacer en aquel momento todos y cada uno de nosotros. Seguir con lo que tenía cada uno hubiera sido un desastre; todas aquellas bandas desaparecieron justo entonces, o poco después, en pro a unificar esfuerzos y talento en Suite, donde vimos un futuro creativo y celestialmente divertido donde dar rienda suelta a nuestros deseos inmediatos y zorros.

¿Cuáles fueron las cosas más grandes que vivieron como músicos?

- Viajar, componer y ensayar, salir siempre juntos, asistir a unas farras descomunales, etc... Yo, personalmente, creo que lo más impresionante que he visto en mi vida es al propio Animal…

Instrumentalmente, ¿Piensan incorporar algo más?

- Hace unos meses se ha unido El Rebe (Bunbury & Los Santos Inocentes, Rebeldes, Jarabe de Palo) a la banda para la gira española. Y de momento nos sentimos abrumados por la sonoridad de las canciones, tanto las nuevas como las viejas, desde que él le mete a las teclas.

¿Cómo vivieron el girar por España?

- Fue un puto desastre por temas de producción, promoción y personal. Nos falló el personal técnico y el que era nuestro sello hasta entonces. Y lo que en un principio de planteó como algo grande y cómodo se convirtió al segundo día en algo caótico, arriesgado y muy molesto para nosotros. Así que nos pasamos la mayoría del tiempo trabajando en lo que no debíamos para mantener el barco a flote y no hundirnos. Menos mal que de los cinco conciertos, cuatro fueron realmente memorables. Además nos dio la oportunidad de ver el peso de las canciones en directo; y eso siempre he oído que es bueno, no?...
Confío en que el tiempo sumerja lo malo y saque a flote lo positivo.

¿Qué proyectos tienen a futuro?

- La verdad es Robert y yo estamos muy centrados en el trabajo, la familia, Bunbury y el compromiso laboral-personal que tenemos con él. No nos planteamos nada que no sea seguir aportándole lo que le aportamos como músicos. Es lo más gratificante y real que he vivido nunca.
Lo qué sí sabemos es que siempre tenemos Suite para regresar los períodos en los que Enrique para. El siguiente parón nos planteamos darle unos retoques a las canciones nuevas que mostramos en esta gira, acabarlas de una vez, y planear la grabación. Pero eso no se puede saber cuándo ni cómo será.

¿Podemos afirmar que tenemos Suite para rato?

- Mientras Robert y yo tengamos canciones y manos, sí…

¿Cómo toman la posibilidad de tocar en Argentina? ¿Con que show se van a encontrar los argentinos si se da la oportunidad de que Suite se presente en nuestro país?

- Ni que decir tengo que para Suite ir a tocar a Argentina es una locura. Es la puta cuna del rock en español, del tango, de las minitas (mi mujer es de allá), de la carne roja, Maradona, etc.…
De Salta a Tierra del Fuego tierra santa.
En cuanto a lo que esperamos de allá, tengo muchos amigos argentinos y por lo que he entendido a los argentinos y a las argentinas les va el rock.
Suite hacemos rock de verdad.

Fuente: BunburydeLuxeArgentina.com

BUNBURY HABLA DE LA POLÉMICA RUSSIAN RED

Lourdes Hernández, más conocida como Russian Red, ha provocado una animada controversia mediática al admitir en una revista de moda que ella se decanta por la ideología de derechas. Hoy EP3 publica un artículo que recoge reacciones de varios compañeros de profesión. La propia Russian Red, Enrique Bunbury, Nacho Vegas, Andrés Calamaro y Manolo Martínez (Astrud) se explayan a continuación sobre esta cuestión y otras más generales, como las querencias políticas del gremio musical, si los artistas de derecha callan por no molestar o la forma en que influye la postura política personal a la hora de hacer canciones.

ENRIQUE BUNBURY

Hace unos días la cantautora indie Russian Red se declaraba de derechas en la revista Marie Claire y esa declaración se convirtió en la tercera noticia más vista de La Razón y la primera en la web musical Jenesaispop. ¿Qué opinas de esta reacción de los lectores?
La Razón, ni los comentarios de los internautas, en general. Supongo que lo preguntas porque la pondrían a caldo. La política en España y en otros países bipartidistas siempre es un tema controvertido. Particularmente, considero obsoleto y poco elegante tanto ser de izquierdas, como de derechas. Ante el Fondo Monetario Internacional todos somos iguales, o sea, la nada.

¿Crees que hoy en día en España declararse simpatizante de una u otra opción política puede ayudar o perjudicar carreras musicales?
Por supuesto que es perjudicial, pero para la salud. El mundo en el que vivimos tiene problemas más importantes que las rencillas a las que quieren que juguemos los verdaderos intereses planetarios. Mientras nos peleamos por si queremos Rajoy o Rubalcaba nos están metiendo los goles por la escuadra.

De vez en cuando se escuchan conversaciones de backstage donde se afirma que el pop español en general es entre apolítico y de derechas. ¿Hasta que punto estás de acuerdo con esta afirmación?
No conozco a muchos músicos del pop español. Tampoco me importa mucho si Nena Daconte o La Quinta Estación vota a Convergencia o a UPyD. En general, el Rock siempre fue de izquierdas. Pero tampoco es una cualidad que denote una mayor inteligencia o sensibilidad. Ya te digo que son el mismo perro con distinto collar.

¿Conoces casos de músicos que son de derechas pero temen decirlo en público?
Sinceramente, no. Pero conozco no-músicos de derechas. Y hay gente maravillosa aquí y allá, aunque voten a los partidos que nos meten en los berenjenales en los que estamos. Si ser buena persona es independiente de tus despropósitos políticos, igualmente, ser buen músico, no tiene porque identificarte con una línea de pensamiento concreta.

¿Qué opinas de explicitar tus opiniones políticas en una canción? ¿Es necesario, optativo, inevitable?
Creo que los medios de comunicación y los partidos políticos han enfrentado al pueblo con los titiriteros, despreciándolos, sabedores de que una canción, una película o un poema son mucho más poderosos de lo que, seguramente, les gustaría.

Cualquier otro comentario que te parezca oportuno hacer sobre este asunto es bienvenido.
Me gusta el nuevo sencillo de Russian Red, escucharé su álbum en las próximas horas.

Fuente: ElPais.com

14 junio 2011

NACHO VEGAS EN ABIERTO HASTA LAS 2

Cabizbajo, tímido, con un estilo intimista, pero siempre rodeado de su fiel público, recibimos en nuestro café teatro al cantautor Nacho Vegas acompañado al piano por Abraham Boba. Nos presenta su quinto disco en solitario 'La Zona Sucia'. Esta noche Miguel Ángel hoyos le invita a hacerse un auto-perfil al pedirle que comente cada uno de los sonidos y canciones que suenan en su sección. Comienzan las sorpresas con el testimonio de Borja, componente de Eliminator Jr., la primera banda de Nacho Vegas. Su amigo y compañero en su propio sello discográfico Marxophone, Fernando Alfaro, comenta el apoyo mutuo que se han dado en sus carreras en solitario. Una noche más, aprendemos con el gran productor Manolo Memphis (Dani Rovira). Pepa, la profesora de literatura en el instituto Calderón en Oviedo, nos descubre que ya apuntaba maneras aquel alumno 'esponja' que en sus clases tomaba apuntes mentales. Y Adolfo P. Suárez, creador de la carátula del nuevo disco nos desvela algunas anécdotas automovilísticas del artista.

ENTREVISTA A NACHO VEGAS

Amigo de Andrés Calamaro y Enrique Bunbury, con quienes comparte grabaciones, ideales cancioneros y alguna que otra noche de juerga, Nacho Vegas brilla con luz propia en España, donde es considerado un artista de culto, pero no para pocos: sus canciones, más tradicionalistas que de avanzada, tratan los grandes temas universales (el amor, la muerte, el deseo) pero desde una óptica muy personal donde ganan los tonos graves (aunque no pesimistas) y cierta serenidad luminosa.

“Hacer canciones, para mí, es buscar algo de paz dentro del caos”, dice en conversación telefónica con Tiempo Argentino. “Mi idea, sin embargo, no es combatir al caos sino, más bien, constatarlo, aceptarlo”, reflexiona. Y sigue: “Me gusta lo de ser sereno. Nunca me lo habían dicho. Permite ver más allá, no quedarse sólo con lo que se tiene enfrente”.

Con casi una decena de álbumes en su haber (incluyendo EP y discos escritos a cuatro manos con la cantante Christina Rosenvinge y Bunbury, ver recuadro), Nacho Vegas acaba de sacar La zona sucia, su último disco solista que ya tiene edición local a través del sello Ultrapop. “La pasé muy bien cuando anduve por allí “, cuenta sobre su visita en 2008 en ocasión del Bafici. “La gente me recibió con mucho cariño. Y voy hacer lo posible por regresar antes de fin de año. Lo prometo.”

El cantautor –identificado desde sus inicios con Leonard Cohen– explica que el nombre del disco hace referencia a la Fórmula 1, de la cual es aficionado (en la jerga se conoce como ‘zona sucia’ a la parte de la pista que está por fuera del trazado oficial, pero que igualmente es utilizada por los pilotos). “Soy de Asturias, el mismo lugar de donde es (Fernando) Alonso. Y muchas canciones surgieron los domingos a la mañana, mientras veía las carreras”, cuenta.

Bastante menos barroco que en anteriores trabajos, el álbum muestra a un Nacho Vegas que vuelve a inmiscuirse en las relaciones amorosas. “El determinismo un poco trágico es un poco inevitable a la hora de pensar una relación. Ese lugar al que entras sin saber nunca dónde vas a terminar”, comenta sobre “Cuando te canses de mí”, el tema que abre el disco. “Y cuando crees que eso que vives con otra persona es muy sólido y de todos modos se desmorona, lo único que te queda es volver a insistir. Al fin y al cabo, de eso se trata vivir.”

En plena ebullición del movimiento de indignados que recorre España y parte de Europa, Vegas ve el fenómeno con simpatía: “Hace unos años, cuando pasó la crisis de 2008, pensé que el sistema finalmente se iba a salir con la suya, estaba pesimista, porque había jodido a muchos y ahora el gobierno lo estaba ayudando. Pero resultó que la gente terminó por hartarse. Por fin. Y es en estos momentos considero que la música se vuelve más necesaria. Porque tiene el poder de la representación y de la resistencia.”

–A la hora de componer distinguís entre honestidad y sinceridad. ¿Qué las diferencia?
–Yo creo que uno tiene que ser honesto con una canción. Y, para ello, no es obligatorio ser “sincero”, remitirse a la realidad. A veces uno es más honesto ficcionalizando lo que pasó que mostrándolo tal cual fue. Ahí aparece la verdad. Por eso no me parece relevante saber si una canción es autobiográfica o no. No pasa por ahí.