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29 abril 2010

UNA SEMANA JUNTO A BUNBURY

“Durante esas cuatro horas, Bunbury se concentró en un repertorio basado en todas las canciones que no harían en ese primer concierto, aunque sí se incorporarán a los siguientes shows. Así, el ensayo no siguió ningún orden concreto”

Primicia absoluta sobre el próximo tour de Enrique Bunbury: Juanjo Ordás asiste a dos ensayos y la grabación del concierto en 3D para televisión, que nos permiten acercarnos a una gira que arrancará en EEUU y que promete ser un verdadero hito en la carrera del aragonés errante. Segmentado en tres partes a publicar en los sucesivos próximos días, os invitamos a disfrutar de los pormenores de uno de los tours más esperados de este año.

El reportaje que estás leyendo narra lo acontecido durante una semana, aunque realmente se fraguó mucho antes. Concretamente en enero del presente año, cuando me encontraba en casa de Enrique escuchando “Las consecuencias”. Tras finalizar la escucha, no dudé en interesarme por la futura gira, ¡y eso que el músico ni tan siquiera había iniciado la promoción del disco! El empaque del álbum y el gran estado de forma que la banda mostraba me llevaron a preguntarle cuándo se iniciarían los ensayos. Lo siguiente fue pedirle que me permitiera ser testigo de ellos. Las razones eran múltiples, sentía un gran interés por contemplar a Bunbury junto a su ya rodada banda, cocinando un repertorio que estaba seguro sería de lujo, especialmente con la incorporación de las nuevas canciones. Quería saber cuál era la dinámica del grupo, como encabara Enrique su carrera a puerta cerrada. Y a él le pareció bien.

Meses después, cuando regresó de Los Ángeles tras intensas jornadas promocionales, nos reunimos para fijar los detalles del reportaje que documentaría los ensayos para una de sus giras más importantes. Enrique no solo dio luz verde, sino que en un alarde de generosidad me abrió las puertas de par en par. El plan sería acudir a dos ensayos distintos en Madrid (uno en local, otro sobre el escenario) para rematar presenciando la grabación de su concierto en 3D para Canal Plus (del primero de los dos días proceden las fotografías que ilustran este texto). Esa es la materia prima de la que se nutre el presente texto con agradecimiento expreso a José Girl, al entorno de Enrique por el trato recibido, a su banda por el calor ofrecido y, cómo no, al propio Bunbury.

DISTANCIAS CORTAS
 Madrid. 12-10-2010

El primer ensayo estipulado tuvo lugar en una sala específica destinada a tal fin, ubicada en un polígono industrial cercano al núcleo urbano de Madrid. Aunque esa no era la primera vez que me veía con la banda. El viernes anterior le comenté a Enrique la idea de dejarme ver unos minutos por el local y de presentarme a sus chicos para romper el hielo. No quería incomodarles, era fundamental que no sintieran su intimidad atacada y lo cierto es que todo fue como la seda, sorprendiéndome gratamente las buenísimas vibraciones que se generaban entre banda y líder.

El lunes el ensayo dio comienzo a las 15:30 horas y duraría hasta más allá de las 19:30. El grupo y el aragonés llevaban ensayando juntos desde el martes pasado, el repertorio de la noche de estreno en El Paso (Texas) ya estaba fijado y firmemente ensayado. Por eso, durante esas cuatro horas, Bunbury se concentró en un repertorio basado en todas las canciones que no harían en ese primer concierto, aunque sí se incorporarán a los siguientes shows. Así, el ensayo no siguió ningún orden concreto, se trató sencillamente de ejecutar un listado de canciones que el propio Enrique repartió entre sus músicos con copia para Javier ‘Chinas’ Estrada, técnico de sonido de confianza. La idea no era crear ningún ritmo, se trataba sencillamente de hacer los deberes siguiendo un orden caótico que para nada tendría que ver con el repertorio perfectamente estructurado del tour. Esto era un calentamiento, días después comprobé que el set list de El Paso gozaba de una estructura perfecta.

Pese a que cada pieza se tocó con seriedad y profesionalidad, entre tema y tema se daban todo tipo de bromas, chistes que rebotaban de uno a otro, incluido el jefe, y hacían de la ya de por sí entretenida tarde algo aún más jovial. Eso sí, en cuanto sonaban las notas todo volvía a su orden de forma natural. Para el tour de “Las consecuencias” Bunbury se lleva en la maleta ni más ni menos que sesenta canciones. Y todas sonarán a lo largo de las distintas fechas, impidiendo que el aburrimiento aborde al barco.

El inicio tomó forma mediante tres piezas que habían quedado pendientes el día anterior, ni más ni menos que ‘Bailando con el enemigo’ (felizmente rescatada de “Pequeño”), ‘Canto’ y ‘Nunca se convence del todo a nadie de nada’ (cuyo extraño patrón rítmico me contó Ramón Gacías fue idea de Paco Loco). Increíble arranque que dejó ver claramente que Gacías es, desde su batería, la mano derecha de Enrique. Se cruzan miradas instintivas y parecen comunicarse sin palabras.

Tras la triada inicial, Enrique da instrucciones al bajista Robert Castellanos para que cante coros en determinadas partes, apoyando al guitarrista Álvaro Suite, quien se ha dejado la piel entonando junto a Enrique el estribillo de ‘Bailando con el enemigo’, empastando timbres a la perfección. Castellanos es un bajista francamente sólido y su aportación vocal puede ser determinante en algunas canciones.

Una vez finiquitadas las tres canciones pendientes llega otra sorpresa enorme, otra pieza de “Pequeño” jamás tocada. Se trata de ‘Robinson’, que suena tan bien que cuesta creer que se vaya a perderse el primer concierto de gira. Enrique ya ha entrado en calor y es un gusto prestar plena atención a su voz. Disco a disco ha ido creciendo, no sólo como songwriter, sino como intérprete, encontrándose actualmente en el mejor momento de toda su carrera. También llama la atención cómo hace suya la canción Jordi Mena, la otra guitarra del combo. La respeta, claro, pero añade nuevos matices y profundiza en ella. Al respecto me comentaría su amor por Neil Young y como se había inspirado en ‘On the beach’ para trabajar el ambiente tan especial de ‘Robinson’. Él y Suite son capaces de hacerse cargo tanto de las funciones solistas como rítmicas, siendo un dúo complementario en cualquier sentido. Tienen gran técnica y donde Mena pone el porte y la experiencia, Suite sitúa el frenetismo.

La banda al completo vuelve a ser la protagonista de ‘Ahora’. Precisamente Jordi ha añadido a la canción un wha wha que le da un toque soul con mucho groove. Todos a una dominan el tema con una interpretación potente en la que Enrique se deja el alma. Con ‘No fue bueno pero fue lo mejor’ Suite se acaba de soltar. El tipo vibra con cada nota que arranca a su guitarra. Mientras todos tocan al unísono, Enrique está al tanto de todo, presta atención a cada instrumento mientras sigue cantando y al final hace los comentarios que cree oportunos. Controla los tempos, sabe qué quiere de cada uno de sus músicos y de cada una de sus canciones.

Por fin se dejan escuchar tres temas del reciente “Las consecuencias”, concretamente la canción titular, ‘Ella me dijo que no’ y ‘El boxeador’, las cuales conservan todos sus matices aunque en la distancia corta se aprecian más contundentes. Respecto a la última de las citadas, Enrique tiene dudas sobre en qué lugar del set list colocarla en el futuro, pareciendo que finalmente será la encargada de abrir los bises. La sensibilidad con la que Jorge Rebenaque toca en ‘Ella me dijo que no’ es suprema, se trata de un músico de gran bagaje aunque también intuitivo y con un gran sentido del humor. En más de una ocasión Rebenaque cerró los ojos para dejarse llevar por la música, aportando su distintivo toque.

Nueva visita a “El tiempo de las cerezas”, ahora de la mano de ‘El rumbo de tus sueños’. En algunos momentos del ensayo, Enrique parece concentrado sobremanera, arqueándose sobre su atril, con la mirada fija en cualquier punto, logrando dar con interpretaciones certeras. No sólo se entrega en el escenario, sino que en el local de ensayo también apura al máximo. Cuestión de respeto por las canciones. A lo largo de la jornada el cantante no deja de encestar botellas de agua mineral vacías en la papelera. Ni gota de alcohol se ve durante todo el ensayo. Juega en una división de élite donde los cinco sentidos son necesarios. Disciplina que la banda entiende, tampoco ellos pasan del agua mineral.

Nuevo tema de influencia americana aunque fronteriza. Llega ‘Doscientos huesos y un collar de calaveras’ con la que Enrique se cuelga la guitarra acústica por primera vez. Es en un tema tan lento donde me doy cuenta de que Gacías es el corazón de la banda, una máquina humana que bombea ritmos de forma constante y que, en la mayor parte de las ocasiones, parece tener ocho brazos en lugar de dos. Seguramente, desde que el grupo no lleva percusión, habrá tenido que ocuparse con mayor ahínco de rellenar espacios, aunque es de suponer que también habrá ganado cierta libertad al no tener que contar con nadie más en las tareas percusivas.

Esa misma tarde fue la primera vez que escuché la nueva versión de ‘La herida’, de Héroes del Silencio, que debutó en la pasada gira americana. Desde luego, se trata de una gran redención que espero forme parte de un futuro álbum en vivo, pues la llevan al country western con muy buena mano.

El siguiente comentario de Bunbury no tuvo precio. Estableció una fundamentada relación entre el flojo ensayo del domingo anterior y la victoria del FCB frente al Real Madrid el sábado previo. Y es que más de un miembro del grupo salió a celebrar el triunfo y no debió de estar al cien por cien el día siguiente. Risas y humor para entrar dramáticamente en una versión salvaje de ‘El anzuelo’ que realmente da miedo, con Rebenaque aportando un toque muy funky. Al final de la canción más comentarios respecto a la ejecución. Enrique siempre pide opiniones aunque al final, lógicamente, es él quien tiene la última palabra. Respecto a ‘El anzuelo’ la conversación giró en torno a posibles formas de finalizarla. Tras ‘Si no fuera por ti’, Álvaro Suite le comenta con bastante humor a su jefe que ha hecho un set list en el que tiene que cambiar de guitarra de forma constante, canción tras canción, sin pausa. Enrique le explica que realmente no están tocando es ningún set list sino una lista aleatoria de temas a repasar.

En lo referente a instrumentos Jordi y Álvaro se centran en las guitarras y se turnan la mandolina, aunque el banjo recae exclusivamente en Mena. Los dos parecen tener un talento natural para todo lo que lleve cuerdas.

Lo siguiente fue un “tour de force” que ya conocía, la ardiente nueva versión de ‘Sólo si me perdonas’, donde echan toda la carne en el asador. Salvo Enrique, todos los miembros del grupo van enclaquetados, es decir, mediante un dispositivo en su oído escuchan de forma constante una señal común que les permite tocar en el mismo tempo. Aunque como el propio Bunbury señala, en el fondo él también va enclaquetado puesto que les sigue a ellos. Así se evitan destiempos y se consigue una ejecución mucho más precisa. Enrique no se queda muy convencido con ‘Lo que más te gustó de mí’, aunque luego ‘De mayor’ suena a la perfección, más robusta que la original, con mucho empaque. Los solos de Mena y Suite dan un nuevo dinamismo a la canción mientras que Rebenaque se luce al piano. De esa energía creada se alimenta una feroz ‘Lo que queda por vivir’, sin coros, con la voz de Bunbury rugiendo las estrofas y estribillos. Contundente.

Única parada del día en “Bushido”, concretamente con ‘Desmejorado’, en la que se deja sentir de nuevo la particular complicidad entre Ramón y Enrique, con el batería esforzándose por respaldar cada frase del cantante. En el Hellville Detour el tema disfrutó de un final adrenalínico. Esta vez se mantuvo, sólo que el ritmo se fue acelerando más y más hasta acabar por convertirse en un toma y daca a tres bandas entre Gacías, Rebenaque y Suite, con el batería y el guitarrista mirándose y retándose amigablemente.

Es entonces cuando Enrique realiza una parada que todo el mundo parece agradecer. Un breve tiempo muerto para hacer llamadas telefónicas, fumar un cigarro e intercambiar impresiones. Pero en el caso de Bunbury no hay descanso. Firma una guitarra que irá a parar a algún concurso, trabaja en el papeleo de la gira y comenta asuntos esenciales junto a Marisa, su tour manager, una cualificada profesional fundamental en el engranaje.

De vuelta a la sala nos esperaba ‘Alicia (Expulsada al país de las maravillas)’, en la nueva encarnación que ya exhibió en la gira anterior, con un guitarrero final que en realidad consiste en dos solos distintos –ejecutados por Mena y Suite– que se solapan. El cariño con el que los músicos tratan las canciones anteriores a “Hellville Deluxe” es destacable. No tocaron en ellas originalmente pera las miman y dan lo mejor de sí mismos para elevarlas a nuevos niveles. De hecho esta es probablemente la mejor versión de ‘Alicia’ que se haya realizado jamás. Exactamente lo mismo que ocurre con ‘La señorita hermafrodita’, siguiente en la involuntariamente caótica lista. ¿Qué añadir sobre este vibrante tex mex? El grupo la conoce al dedillo y fluye con facilidad. De hecho todo el ensayo está fluyendo con soltura, algo en lo que coincidirían Rebenaque y Bunbury al final del mismo.

‘Puta desagradecida’ sonó como una muralla de sonido, con nuevos coros por parte de Suite y Castellanos. Aunque aún debían perfeccionarlos encajaban muy bien en la canción y Enrique no puso objeción a que siguieran trabajando en ellos aunque dejó claro que si se hacían se hacían bien, sino mejor no hacerlos. Lo cierto es que Álvaro y Robert suponen un apoyo importante a nivel vocal (como ya hemos comentado, este último cada vez canta más), enriquecen las canciones.

‘Contar contigo’ también sonó como en Hellville Detour, con un aire swing que la aleja de la lentitud y oscuridad de la versión original perteneciente a “Flamingos”. La que sí dio algún problema fue ‘La chica triste que te hacía reír’. Y es que Enrique no conseguía el crescendo que deseaba para la canción, llegándose a repetir una misma estrofa dos veces para conseguir esa subida emocional que quería. Y la consiguió mediante un break por parte de Gacías que permitió que la canción ascendiera hasta donde Bunbury quería.

Cuando Enrique echó un vistazo al set list para localizar el próximo tema exclamó un “¡hombre!” que indicaba que se había encontrado con una vieja amiga. Y así era. El grupo comenzó a tocar una canción que sonaba conocida pero que no acababa de encuadrar en ningún disco de Bunbury.

Evidentemente fue comenzar a cantar y darme cuenta de que se trataba de una versión revisada de ‘Tesoro’, el pequeño clásico de Héroes del Silencio que el maño no tocaba desde la gira de “Pequeño”. Esta vez la delicada canción se ha tornado en una tonada potente, de bajo sinuoso aunque con su melancólico espíritu intacto. Una gran sorpresa, desde luego. ‘Irremediablemente cotidiano’ trajo consigo uno de los mejores momentos cuando llegaba su parte final, Rebenaque, en pleno éxtasis, realizó un solo espectacular a toda velocidad ante las miradas y sonrisas gozosas de Bunbury y Suite, con este último literalmente alucinando con su compañero.

A estas alturas del ensayo, Bunbury ya baila al son de sus creaciones aunque con ‘Aunque no sea conmigo’ hasta cierto punto llega la tranquilidad, pues el bolero es intenso. Tan intenso como ‘Aquí’ que es enlazada con ‘El hijo del pueblo’, de José Alfredo Jiménez. No es ningún secreto que Enrique siente devoción por el autor mexicano, pero es que canta sus canciones con una convicción que debería hacer sentir orgulloso a su autor original. Tras ‘El porqué de tus silencios’ comenta a la banda que ‘De esclavitud y de cadenas’ ha sido desterrada del tour, por lo que no sonora en la gira. El ensayo llega a su final con otro clásico de Héroes, ‘La chispa adecuada’. Rebenaque propone una nueva forma de tocar la intro que a Enrique le parece perfecta. Otra gran versión.

Tras cuatro horas y un repertorio de tal calidad me pregunté que era lo que tenían preparado para inaugurar la gira. ¡Ninguna de las canciones tocadas esta tarde formaría parte del primer concierto en Texas! ¿Qué repertorio habría escogido Bunbury para la puesta de largo de su nuevo tour? Estaba claro que canciones como ‘Infinito’ no iban a faltar, pero una rápida ojeada a las hojas pegadas a la mesa de sonido me reveló unas cuantas sorpresas agradablemente explosivas. Tan sólo tenía que esperar al miércoles, día en que Enrique y la banda tocarían el repertorio del primer concierto americano completo y de corrido. La enorme cantidad de temas que manejan les permitirá variar el repertorio según lo deseen, cada concierto será único.

“El show va a dar comienzo, exactamente el mismo que se verá en El Paso. Enrique y la banda toman el escenario y el concierto se inicia con serenidad aunque con mucha intensidad. El escenario del tour consta de cuatro cráneos sonrientes y dos lámparas orientales”

Aquí va la segunda parte del reportaje junto a Bunbury en sus ensayos previos al comienzo de la gira. Ahora, Juanjo Ordás nos narra el ensayo general en un viejo cine.

PISANDO EL ESCENARIO
 Arganda del Rey (Madrid). 14-04-2010

El ensayo sobre el escenario de gira, con sus luces y backline tuvo lugar en un antiguo cine situado en la madrileña localidad de Arganda del Rey. Allí, sentado en sus viejas butacas pude contemplar el concierto que verán los fans que acudan al inicio del tour en El Paso. Ni repertorio, ni banda, ni cantante decepcionaron. El arranque de gira va a ser brutal, concretamente será un intenso crescendo, con un inicio íntimo (¡y bastante inesperado!) y un fiero desenlace.

Cuando Enrique llega a tan cinematográfico local, la banda ya lleva ensayando un rato, con los técnicos moviéndose de aquí allá y Javier “Chinas” asegurándose de que todo está perfectamente sonorizado. Él es en quien todos confían, saben que en sus manos siempre sonarán bien aunque las condiciones sean adversas.

Antes de iniciar el concierto como tal, el grupo y Bunbury hacen los ajustes de sonido pertinentes. Para ello tocan ‘El porqué de tus silencios’, un fragmento de ‘El anzuelo’ y ‘Las consecuencias’, todas intercaladas por comentarios técnicos. En un momento dado, Enrique les dice a todos los miembros del grupo que se dedicará el tiempo necesario para que todos estén cómodos. Y mientras los técnicos deambulan por el escenario se dedica a preguntar a cada miembro de la banda cómo se sienten respecto al sonido. Se preocupa por su equipo, quiere que todos estén bien. Sin duda la mejor forma de que den lo mejor de sí mismos sobre el escenario y también la mejor manera de que la convivencia sea buena. Y es que todo el entorno que rodea al maño supura amabilidad y cordialidad, se trata de un staff muy bien avenido, se aprecia que son una familia.

El sonido que emana del escenario es de lujo y una vez solucionados los pormenores Enrique y la banda desaparecen. Pasan diez minutos, las luces se apagan y suena una introducción a piano. El show va a dar comienzo, exactamente el mismo que se verá en El Paso. Enrique y la banda toman el escenario y el concierto se inicia con serenidad aunque con mucha intensidad. El escenario del tour consta de cuatro cráneos sonrientes y dos lámparas orientales, escenografía mínima pero muy efectiva. Asimismo, la banda estrena nueva estética, más sobria aunque quien destaca es Enrique, con un traje que juega con el rojo y el negro, sombrero incluido. Una ristra de naipes recorre cada una de sus piernas y al cuello lleva un lazo que le hace parecer un elegante músico del salvaje oeste, el propietario de un “medicine show”. Aquella tarde se le notaba contento pero concentrado en su interpretación, moviéndose cómodamente por el escenario o frente a un pie de micro de calaveras rojas.

A lo largo de prácticamente dos horas suenan muchos éxitos esperados, aunque también varias sorpresas que es mejor no revelar. Sólo decir que los fans americanos se preparen y que los españoles vayan haciendo lo mismo. Sin duda, una de las grandes bazas de esta gira es el rescate de temas que no eran tocados desde hace tiempo, como por ejemplo ‘Algo en común’, fantasticamente resuelta.
Tras finalizar una de las primeras canciones Enrique ofrenda un divertido “Thank you!”, como si ya se encontrara frente a sus fans americanos. Y es que se le nota la ilusión que tiene por iniciar la aventura norteamericana.

El calentamiento iniciático finalizó con ‘De todo el mundo’, en una versión que iguala a la registrada en “Las consecuencias”, pero que disfruta de una nueva dimensión con el frontman ejerciendo como tal y demostrando que tiene muy pocos rivales sobre las tablas. Su forma de actuar mientras cantaba la canción fue magistral. Da igual que agarre su guitarra acústica o que interprete sin ella en sus brazos, domina el lenguaje corporal a la perfección aunque con naturalidad, potencia el dramatismo de las canciones invocando la mitología del rock and roll con conocimiento de causa. Pocos músicos españoles poseen los conocimientos musicales de Enrique, pocos tienen su nivel cultural musical. Y son esos amplios conocimientos a nivel de melómano los que mezcla con su propia personalidad, creando este espectáculo gestual que hace de cada interpretación un voto frente al panteón del rock y la música popular. Sí, el rock and roll está en buenas manos cuando Enrique es el maestro de ceremonias del ritual.

La banda ya estaba a pleno rendimiento y Bunbury entró en ebullición definitiva con ‘Los restos del naufragio’, con un firme apoyo vocal a tres voces, con Jordi Mena, Álvaro Suite y Robert Castellanos cantando el estribillo. Esta canción se ha convertido ya en un clásico a la altura de ‘Alicia’ o ‘De mayor’.

Cada miembro del grupo destaca por sí mismo, distinguiéndose por distintas cualidades. Castellanos y Suite son esencia de rock and roll. Concretamente, Suite se encarga del solo final de ‘En brazos de la fiebre’, respetando el original de Juan Valdivia pero añadiendo su toque personal con técnica y exquisitez. Pero el mítico tema de “Avalancha” no es el único revisitado del repertorio de Héroes de Silencio. Enrique ha tenido el acierto de retomar una vieja canción de “Senderos de traición”. ¿Apuestas? Tendréis que esperar hasta Texas para saber cual es, pero no penséis en las obvias.

Antes citábamos a Castellanos y es destacable su labor en ‘Hay muy poca gente’. Empieza la canción, Bunbury da un espectacular giró sobre sí mismo guitarra en ristre y Robert se torna en la columna vertebral de la canción. Su forma de tocar es muy distinta a la de otros bajistas con los que haya tocado Enrique. Es especialmente ágil, con el grosor justo y muy sutil. Uno de los grandes momentos del espectáculo fue cuando se acercó a la batería de Ramón Gacías para, entre los dos, llevar el peso rítmico de la clásica ‘Infinito’, esta vez más seca y rotunda que nunca, mucho más maciza. Gacías no falla jamás, tiene recursos y exprime su batería al máximo. Con economía de medios es capaz de lanzar una canción como ‘El extranjero’, al igual que es capaz de estallar en una versión de ‘Apuesta por el rock and roll’ más cruda que de costumbre, muy americanizada, por momentos rockabilly. Es en esta versión de Más Birras en la que Mena y Suite tienen espacio para sendos solos, aunque también Jorge Rebenaque, que hace arder sus teclados en más de una ocasión. Por ejemplo, en ‘El extranjero’ es su acordeón el que dirige la canción.

Es fácil prever que ‘Los habitantes’ arrancará aplausos (especialmente tras el sensacional solo que Jordi Mena se marca al final), se trata de un tema perfecto para el directo. El riff, compuesto por Enrique según me contó Jordi, suena aún más arrebatador en vivo. Igual de fácil es imaginar que la recuperada ‘Enganchado a ti’ emocionará a toda la concurrencia. La canción ahora parece sacada del “Love and theft” de Dylan, suena un poquito más charleston y llega un momento en el que Álvaro y Jordi doblan al unísono los punteos de guitarra, creando una vibración muy especial. El acelerado final de la canción es dinamita pura.

Bunbury se muestra holgado en las interpretaciones, no sufre en ningún momento, su garganta está engrasada pese a los maratonianos ensayos que lleva conduciendo desde que regresó de Los Ángeles. De hecho, parece no descansar nunca. Cuando no está ensayando con la banda está ocupado con multitud de asuntos derivados de la gira, ya sean relacionados con equipo o visados. A veces tiene la cabeza dividida entre estos ensayos fundamentales y el concierto que grabará para Canal Plus el fin de semana. Es mucha presión para tan poco tiempo, pero la sabe conducir de forma efectiva. Parece que con el paso de los años su voz emociona cada vez más, como si escarbara en los recovecos de su alma para alimentar cada canción. Da mucho de sí mismo en cada concierto, en cada ensayo, en cada frase.

Puede que “Las consecuencias” sea un disco reposado, pero el concierto es puro rock. Se trata de un espectáculo menos efectista que el Hellville Detour pero bastante más crudo, mucho más “in your face”. El juego de luces es sencillo pero se usa con acierto, jugando con los ambientes necesarios para cada canción, haciendo del escenario un lugar recogido y organizado. Durante ‘Es hora de hablar’ el escenario se sume en una oscuridad con leves tonos rosas y las calaveras son iluminadas en rojo. Cuando Enrique encara la parte final de la canción comienza a gritar de espaldas al graderío, creando una imagen realmente espectacular.

Lo cierto es que resultó muy extraño ver a Bunbury y sus Hellvillers frente a una sala vacía. Lo normal es que tengan delante a miles de personas y esta vez éramos muy pocos los que ocupábamos la sala. El equipo técnico y poco más. El efecto era curioso, aunque aún lo era más el hecho de no escuchar aplausos entre canción y canción. Allí todo el mundo estaba trabajando y haciendo los ajustes precisos, aunque todos disfrutaban. No se trata de una gira tan mastodóntica como la última. Es lógico, por una parte “Las consecuencias” no es un disco que pida ser presentado en aforos enormes. Por otro lado, el tour americano va a recalar en salas medias y pequeñas, aprovechando los lugares donde Bunbury es fuerte y abriendo camino en los que no abarca tanta porción de mercado. Es muy meritorio que un músico de su experiencia siga ilusionándose por llegar a nuevos sitios y por seguir trabajándose a las audiencias, estando preparado para entrar en acción frente a un público gigantesco o frente a uno reducido. Otra de las grandes sorpresas fue la inclusión de una canción perteneciente a “El tiempo de las cerezas”. Grande y sorpresa porque se trató de uno de los temas que Nacho Vegas se encargó de cantar en el citado disco y que ahora cobra nueva vida en la voz de Enrique. Otro buen motivo para hacer quinielas.

Tras acabar el concierto, técnicos, banda y líder se reúnen para terminar de hacer ajustes. Momento de despedirse de todos ellos.

“El plató era un gigantesco círculo dividido en tres partes, cada una con una escenografía y ambiente distinto. Así, una parte del concierto se grabaría en una playa con restos de fuselaje de avión, otra se rodaría en un cementerio y la tercera en un club nocturno”

En esta tercera y última parte del largo reportaje en la última semana de ensayos de Bunbury, asistimos al rodaje del concierto especial televisivo en tres dimensiones.

UN CONCIERTO EN TRES DIMENSIONES
Fuente del Saz (Madrid) 18-04-2010.

Para el concierto tridimensional de Canal Plus se esperaba la llegada de un total de ochocientos fans entre el viernes y el sábado, la locura había cundido entre ellos e incluso el Ayuntamiento del municipio donde se grabó había sido desbordado por las llamadas.

El plató era un gigantesco círculo dividido en tres partes, cada una con una escenografía y ambiente distinto. Así, una parte del concierto se grabaría en una playa con restos de fuselaje de avión (la playa de “Perdidos”, como el propio Enrique dijo), otra se rodaría en un cementerio (donde se daría cancha a “Las consecuencias”) y la tercera en un club nocturno (con los temas más cabareteros). Para cada uno de los escenarios se invitaría a trescientos fans, pues la idea era que el ambiente de directo no se perdiera, que el público diera calor. Y eso fue lo que hicieron, especialmente cuando Enrique apareció en escena luciendo su nuevo traje, el que ya había llevado en el ensayo general del miércoles. Su estampa causó furor entre los asistentes y no es para menos, estamos hablando prácticamente de una leyenda viva. ¿Qué estrella española de rock se mueve a sus anchas a ambos lados del atlántico? Solo él, es un hecho indiscutible, el producto de años de intenso trabajo. No es casualidad que Canal Plus haya escogido su figura como imagen de este proyecto tan ambicioso.

Acudí al primero de los pases, el cual aconteció en el escenario de la playa y tuvo un repertorio totalmente rock and roll. Tuve ocasión de ver el inmenso plató antes de acceder a la sala VIP y tenía un aspecto fantástico. A nivel de producción el desembolso había sido generoso y todos los detalles se habían cuidado al extremo para hacer del acontecimiento algo especial. El calor en el plató era notable pero la razón por la que decidí presenciar el concierto desde la zona exclusiva era muy distinta. Y es que se habían conectado dos grandes televisores de alta definición para que, gafas mediante, los invitados pudiéramos ver el montaje en 3D. Evidentemente, no se trató del montaje definitivo, pero sí pudimos disfrutar del efecto tridimensional mientras Enrique y los muchachos desarrollaban el repertorio. Y lo cierto es que era toda una sensación ver al maño en mitad de tal superproducción, con el efecto tridimensional funcionando realmente bien.

Hubo dos pases con exactamente el mismo repertorio, se trataba de tener multitud de tomas con las que jugar en el montaje final, aunque hubo ciertas diferencias entre un pase y otro. El primero de ellos no fue especialmente satisfactorio, sino simplemente correcto. No se veía a Bunbury especialmente cómodo, todavía se estaba adaptando al entorno y no dio todo lo que suele dar en cada actuación. Es normal, el ambiente en un plató siempre es frío y poco natural, precisamente de ahí el acierto de incorporar público. No se trató de una mala actuación en absoluto, pero parecía que había algo que no acababa de funcionar, la pólvora no explotaba.

Tras el primer pase hubo una pausa realmente larga. No había problemas pero parece ser que a nivel técnico era indispensable. Claro, no se trataba de un concierto al uso, sino de un rodaje bastante más complejo. Aproveché para charlar un rato con Álvaro Suite y Jorge Rebenaque sobre las más diversas anécdotas musicales y sobre cómo este último se casó en Las Vegas durante la anterior gira (podéis ver las imágenes en el vídeo de “El porqué de tus silencios”). La arena del plató (¡sí, es arena real!) ha manchado los bonitos zapatos del teclista, aunque me dice que esperaba mancharse bastante más, por lo que no le incomoda.

De vuelta al plató comenzó el segundo pase y ahí sí que estuvo todo en su lugar. Enrique no sólo comenzaba a sentirse cómodo entre restos de avión y ambiente playero (su sonrisa en ‘Hay muy poca gente’ así lo indicaba) sino que dio una actuación del más alto nivel, como se espera de él. Poco había tardado el aragonés en hacerse con las riendas de un territorio extraño, ya estaba llevando a la audiencia al éxtasis y ofreciendo interpretaciones ejemplares de algunas de sus canciones más míticas. Arrancaron con ‘Bujías para el dolor’, en una versión más agreste que la del álbum, y poco más se podía pedir (la imagen de Enrique y Jordi frente a frente causará estragos en la pantalla). ‘El hombre delgado que no flaqueará jamás’ regaló también momentos memorables, con Bunbury emulando con su guitarra al arpón que cita el tema y Álvaro realizando un solo de guitarra con los dientes, ¡al más puro estilo Hendrix!

Enrique volvió a jugar con el público en ‘Infinito’, permitiéndoles cantar partes del tema, caminando de un extremo a otro del escenario con estilo y señorío y, claro que sí, cantando como sólo él sabe hacer. Fueron la citada canción de “Pequeño” y la versión rockera de ‘Lady blue’ las que más parecieron impresionar a la reducida audiencia. El final de esta última fue apoteósico, con Bunbury subido a las altas escaleras que se encaramaban a la cola del ficticio y estrellado avión. La ‘Lady blue’ original era hermosa, pero se agradece que Enrique haya decidido darle una vuelta de tuerca, llevándosela lejos del primer concepto. No es una novedad, ya fue estrenada en el Hellville Detour, pero sigue sonando fresca y es una gran idea conservarla en el set. Hay canciones de la gira previa que ya no aparecerán en esta, como ‘No me llames cariño’, ‘El club de los imposibles’ o ‘Canción cruel’, nada dramático, se trata de otro tour, otro concepto y hay nuevas y viejas canciones a las que dejar hueco.

El único respiro de la tanda lo dio ‘El rescate’. En el montaje final se apreciará mejor con qué diligencia se han sustituido los metales por el pedal wha wha de Jordi Mena, porque son esos detalles los que permiten crecer a las canciones de Bunbury, son esas renovaciones las que hacen que su público acuda a los conciertos aún más emocionado, preguntándose qué nuevos arreglos se habrán incorporado a las canciones de siempre.

‘Apuesta por el rock and roll’ es uno de esos ejemplos de acertada renovación. Ya comenté su nuevo ritmo cercano al rockabilly, pero no es la única novedad en su ejecución. Los que acudieron a este primer pase pudieron comprobar cómo se ha modificado el riff original de manera que ahora suena aún más indómita, más saturada. Desde luego, aquella fue una tarde de rock. Días después Bunbury me explicó que los segundos pases habían sido los mejores a lo largo de toda la grabación y que esto se debía a que no sólo tenían que adaptarse a un escenario nuevo en cada ocasión, sino a que también utilizaban un sistema de sonido sin monitores que les resultaba ajeno y al que tenían que acostumbrarse en muy poco tiempo. Y lo hicieron en tiempo record, este segundo pase estaba siendo incendiario.

Enrique tuvo que explicar a través del micrófono que el repertorio del día era el que era. Pero el público estaba realmente ansioso por escuchar canciones de “Las consecuencias”. Parece que el disco ha calado muy hondo entre sus seguidores, quieren oír los temas nuevos, quieren saber como suenan en vivo. Pero no había nada del último disco en el repertorio. Y Enrique intervino. Es de sobra conocido el respeto que siente por sus fieles y no dudó en regalarles una última canción que no pensaban tocar. Esta fue ‘Los habitantes’ y la recepción no pudo ser mejor, igual que la ejecución por parte de banda y líder. Una propina muy bien recibida. A la salida la satisfacción de los espectadores era plena, habían presenciado algo exclusivo que había sido grabado para la posteridad. Y allí habían estado.

Texto: Juanjo Ordáx
Fuente: Efe Eme

1 comentario:

  1. hola die !! me gusto mucho lo que armaste !!! es muy lindo lo que escribiste se nota que a vos te encanta !! besotes !!

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