Si algo tenía seguro Enrique Bunbury era la incondicionalidad de sus fans dominicanos y eso se demostró el sábado cuando más de 5,000 almas abarrotaron el recinto del puerto Sans Soucí para disfrutar del concierto de su gira "Licenciado Cantinas".
Habían pasado ya ocho años desde su histórico primer concierto en Santo Domingo, sus fans lo volvieron a recibir con los brazos abiertos y su réplica fue entregar lo mejor de sí sobre el escenario.
El resultado fue una noche mágica llena de aplausos y añoranzas de un público que no cesó ni un momento de cantar ante un artista feliz de regresar a un país que tanto le adora.
A las 9:45 p. m., a golpe de contrabajo y guitarra, empezaron los primeros acordes de "El mar, el cielo y tú", tema instrumental que inicia "Licenciado Cantinas", su reciente disco en el que rinde un particular tributo a los sonidos más populares y tradicionales de la música hispana, le siguieron "Llévame" y "El solitario".
Su particular estilo
Con sus singulares atuendos: su sombrero vaquero, un traje negro estampado con lenguas de fuego, y un micrófono lleno de calaveras, el cantante de 44 años provocó gritos desde el primer momento en que el público divisó su delgada figura sobre el escenario.
Su banda, más que correcta durante toda la noche, se hace llamar Los Santos Inocentes y está formada por Ramón Gacías (batería), Robert Castellanos (bajo), Jorge Rebenaque (piano, acordeón y cuerdas), Jordi Mena (guitarras), Álvaro Suite (guitarras y coros) y Quino Béjar (percusiones).
Habla de política
Sobrio y breve a la hora de comunicarse con el público, "se tomó la libertad" de opinar sobre política, a propósito de las elecciones venideras, diciendo: "Voten por quien voten, nada cambiará". "...Los verdaderos cambios comienzan en uno mismo", a lo que el público respondió con gritos y aplausos de aprobación.
"El solitario", " La señorita hermafrodita", "El extranjero", "Ódiame", "Los habitantes", "El anzuelo", "Sácame de aquí", "Que tengas suertecita", "Infinito", "De todo el mundo" y "Sí", fueron parte de los temas que llenaron de magia la noche del sábado.
Artista de culto, el español demostró encontrarse en su mejor momento. Arrastró seguidores no sólo de capital dominicana, sino también de varias ciudades del interior del país que salieron satisfechos de tan esperado concierto.
Había fanáticos que crecieron con la rebelde voz de Bunbury como banda sonora de su vida, o almas que perdieron su rebeldía bajo una corbata, detrás de un escritorio, pero que guardan en su corazón las cenizas de lo que algún día fueron o quisieron ser.
No se escuchó un sólo tema de su exbanda Héroes del Silencio, y es que las nuevas canciones de su repertorio como solista han tomado una personalidad tan arrolladora que incluso hacen olvidar aquellos viejos clásicos, porque para Bunbury el pasado es sólo un escalón, y no el motivo de sobrevivencia de una carrera.
Fuente: El Día (República Dominicana)
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