Sobre el escenario es como una especie de torero del rock and roll. Canta, se mueve y tiene ese porte tan innegable de sus raíces.
La potencia de la voz de Enrique Bunbury mucho tiene que ver con el sentimiento con el que interpreta su música. Hay un aire nostálgico que marca su estilo, que es como una de las grandes estampas de su talante.
El dejo de nostalgia parece acompañar la manera en que legiones de seguidores lo llaman, simplemente Bunbury, como si fuera el amigo del clan que sabe poner en palabras lo que se siente pero a veces no se sabe explicar.
No es su apellido verdadero, a todas luces lo tomó prestado de la obra de Oscar Wilde, "La importancia de llamarse Ernesto". Una seña del lector voraz que en más de una ocasión hace referencia a la literatura en sus letras o como hace en el documental "Las venas abiertas de Licenciado Cantinas", en referencia a la obra de Galeano.
En el mundo de las redes sociales, la noticia voló hace unas semanas vertiginosa y sonora: Enrique Bunbury vendría a Puerto Rico. En su página oficial y en su cuenta en Facebook lo decía, como dándoles permiso a sus fanáticos para que por fin celebraran la buena nueva.
Los días pasaron y la noticia se confirmó, el rockero español se presentará en concierto el jueves, 29 de marzo, como parte de la gira latinoamericana que apoya la salida de su álbum "Licenciado Cantinas", en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot en Hato Rey, en una producción de José Dueño que contará con la intervención de la cantante Mima.
Enigmático y poético
El ser que habita tras la música es otro de los puntos que cautiva al público. Enrique (o Bunbury) es enigmático, poético hasta al expresar su filosofía de trabajo.
"Quizás he empezado a sentir que esa palabra 'artista' no nos corresponde a los que nos dedicamos modestamente a hacer canciones y que nos cuadra mucho más la palabra 'artesano' y que dentro de la artesanía me encuentro muy identificado con un persona que hace una vasija de barro o un tipo que hace una silla. Creo que lo que hago yo son sillas para los corazones de la gente", dijo en el documental citado anteriormente.
Tal vez una nueva generación lo conoció a través de la canción 'Nada' que grabó junto a la banda mexicana Zoé o el 'tour' que juntos emprendieron, pero sus seguidores leales lo han aplaudido desde sus días como vocalista de la mítica banda nacida a finales de 1984, Héroes del Silencio y canciones como 'Entre dos tierras' y 'Maldito duende'.
En su carrera como solista (al igual que con Héroes del Silencio) obtiene un sitial en la lista de "Los 250 mejores álbumes de rock iberoamericano" que publicó la revista musical Al Borde con sus álbumes "Radical sonora" (1997), "Pequeño" (1999) y "Flamingos" (2002), por mencionar uno de los diversos reconocimientos que ha cosechado.
Cada cual tiene sus canciones favoritas, pero entre las imprescindibles de una carrera prolífica se encuentran 'Que tengas suertecita', 'Sácame de aquí', 'El extranjero', 'Infinito', 'Lady Blue', 'El rescate', 'Los restos del naufragio' y 'El viento a favor', entre tantas más.
Su estilo histriónico deja ver las huellas de variadas influencias que ha derivado del 'blues', la copla o la música de cabaret y hacedores imprescindibles como Elvis Presley y David Bowie. Pero consigue ser único, fiel al magnetismo de su voz y su presencia escénica que obsequia canciones como un artesano de infinitos corazones.
Fuente: El Nuevo Día (Puerto Rico)
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