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23 enero 2012

LOS BARES ABIERTOS DE AMÉRICA LATINA

Uno de los rockeros más importantes de España, ex líder de los legendarios Héroes del Silencio, llega en marzo a Lima y trae en las alforjas su última creatura: Licenciado Cantinas, un disco de canciones populares latinoamericanas -tangos, boleros, cumbias, valses- interpretadas con las armas del blues, el country y el rock n'roll.

Era la gira española con los colombianos de Aterciopelados. 1997. Las relaciones de Enrique con el resto de Héroes del Silencio andaban cada vez peor y quizás por eso el cantante se solía colar al camarín de Andrea Echeverri y Héctor Buitrago a beber y tontear un poco. Los Aterciopelados acompañaban los whiskies y rones con temas del cancionero popular latinoamericano: cumbias, boleros, rancheras. Le enseñaron a sacar "La copa rota", de Benito de Jesús, y "El jinete", de José Alfredo Jiménez, que fue el primer ritmo latino que Enrique tocó y grabó. Con los Héroes ya había visitado parte de la región y entrado en contacto con su música, pero fue en estas sesiones de ocio en la carretera que, con la excitación de un explorador que se interna en lo desconocido, Enrique Bunbury comenzó a amar la riqueza de la música tradicional de estas tierras.

Catorce años después, esa exploración lo ha conducido a su octavo álbum de estudio, Licenciado Cantinas, un homenaje a la canción popular latinoamericana; a esos temas que Bunbury, el aragonés errante, descubrió en sus giras por esta parte del continente, en los bares y cantinas de Buenos Aires, Bogotá, México DF, Lima y varias otras ciudades, y que ahora entrega a su público re-interpretados con los recursos del blues, el country, el sonido de Nueva Orleans y el rock n'roll.

Entre dos tierras

No es la primera vez que Bunbury introduce ritmos latinos en su música. En su segundo disco solista, Pequeño (1999), uno ya podía encontrar rancheras entre las melodías balcánicas, africanas y árabes que presentaba este ciudadano del mundo y que interpretaba junto a la banda que había formado: el Huracán Ambulante. El viaje a ninguna parte (2004), su cuarta placa, es un disco doble compuesto durante su estadía por distintas ciudades de Sudamérica, incluyendo varias del Perú. "El rescate", por ejemplo, fue escrita en Cajamarca; "Anidando liendres" y "Adiós, compañeros, adiós" lo fueron en Chiclayo, y "Canto (el mismo dolor)" en Máncora.

Pero esa prolífica etapa se cerró abruptamente en el 2005 -durante la gira de Freak Show- que el cantante canceló, en medio de una enfermedad y harto de las giras y de su banda. Entonces se abrió un nuevo periodo, que él llama el de las Canciones desde el Puerto, en el que estableció su residencia en El Puerto de Santa María, en Cádiz, y publicó los álbumes El tiempo de las cerezas (con el enorme Nacho Vegas), Helville de Lux y Las consecuencias, de un espíritu rockero más convencional. A esta etapa pertenece la gira de reunión de Héroes del Silencio, que con solo 10 fechas en cinco países se convirtió en uno de los acontecimientos musicales del 2007.

Licenciado Cantinas representa, en ese sentido, el retorno del viajero al camino y al encuentro con los sonidos del mundo.

"Una de las cosas que más me apasionan en la vida, y afortunadamente mi profesión lo favorece, es viajar y moverme. Yo soy muy poco casero y cada poco tiempo que paso en un lugar me entra el hormigueo (...). (Cada ciudad que visito) es una parada más del viaje, que es un viaje constante, y en algún momento el final del viaje es un hospital con la fiebre amarilla y la malaria en el África negra", dice.

Versos peruanos

El primer single de Licenciado Cantinas es "Ódiame", una versión del vals peruano popularizado por Rafael Otero López, cuya letra proviene de un soneto del poeta Federico Barreto. Fue lanzado a mediados de noviembre, con un videoclip que funciona como trailer del cortometraje musical que acompaña al álbum. El corto, estrenado ayer en España y Latinoamérica, es una excentricidad en la que las canciones del disco narran la historia de un romance en pleno fin del mundo.

El otro vals del álbum es "Vida", del barrioaltino Pablo Casas Padilla, el autor del famoso "Anita". Las versiones de "Vida" y "Ódiame" no tienen mucho que ver con los valses originales, para horror de los puristas del criollismo peruano.

"El día de mi suerte", esa perla salsera del tándem Willie Colón/Héctor Lavoe, circa 1973, es el tema más popular del disco. En menor medida, también lo son "Chacarera de un triste", de los argentinos Hermanos Simón, popularizada por Los Chalchaleros y, más tarde, por Mercedes Sosa; "El mar, el cielo y tú", un exquisito bolero de Agustín Lara ubicado como introducción instrumental del álbum; y "Mulato", un son montuno del binomio Richie Ray-Bobby Cruz, que en la versión de Bunbury y su banda parece una canción de taberna del Lejano Oeste.

Según algunos críticos, los mejores temas son "Que me lleve la tristeza", del baladista mexicano Marcial Alejandro, y "El cielo está dentro de mí", del cantautor argentino Atahualpa Yupanqui. También hay versiones de "Mi sueño prohibido" (José Tejedor), "El solitario (diario de un borracho)" (Alfredo Gutiérrez), "Ánimas, que no amanezca" (Guadalupe Ramos), entre otras. Son 15 canciones en total.

El retorno del peregrino

Bunbury cuenta que comenzó a barajar la posibilidad de realizar este álbum hace por lo menos diez años. "Recopilé discos, canciones, partituras. Primero, por un deseo de aprendizaje; segundo, para conocer la cultura de cada lugar que iba visitando; tercero, por pasión; y, cuarto, porque me pareció que en todo este proceso de aprendizaje había un álbum".

En mayo del año pasado él y su banda, Los Santos Inocentes, se metieron a grabar al estudio Sonic Ranch en Tornillo, Texas. En el pequeño documental que registra el proceso de grabación, titulado Las venas abiertas del Licenciado Cantinas, el cantante dice que le gustó tanto el proceso que por él se hubiera encerrado allí durante los siguientes dos años. Pero la ruta lo llamaba. Después de presentar el disco en diciembre en España, esta semana comenzó la gira de promoción que lo llevará a recorrer España durante todo febrero.

"Este disco es, por un lado, un agradecimiento a todo lo que Latinoamérica me ha ofrecido como músico, pero también es un disco que espero que sea interesante para el público español", dice. En marzo, cuando la gira llegue a nuestra región, Bunbury tendrá la oportunidad de darles las gracias en vivo a los latinoamericanos. El 7 de marzo estará en Lima. Sin duda, visitará sus bares, en busca de inspiración y de nuevas canciones. (OM)

Fuente: La República (Perú)

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